sábado, 28 de septiembre de 2013

Me hacen gracia los guiris 10

Holiis!
Hace tanto que no entraba en el blog...TT
Os traigo el capítulo 10, un capítulo cortito, pero creo que ahora los subiré así de largos, porque no dispongo de mucho tiempo para escribir.
Sé que os prometí una maratón pero por temas personales no he podido, espero que lo entendáis y podéis disfrutar de este capítulo.
Un beso!

CAPÍTULO 10


Ya hace dos días del encuentro que tuve con Sergio, los mismos días que hace que no veo a Simon. Sé, por las voces que escuché después de entrar en el edificio de mi piso, que ellos dos estuvieron hablando y temo que Sergio no le hubiera dicho algo a Simon para apartarlo de mí. En estos momentos no necesito que me dejen sola, necesito todo lo contrario, lo necesito a él y él no está.

En un momento de desesperación, hasta tuve la intención de llamar a Sergio para intentar saber cualquier cosa. Sé que Simon y yo no hemos aclarado nada de lo que hay entre nosotros pero eso no impide que no exista mi necesidad de estar cerca de él. 

Me siento desesperada. Y no tengo ni idea de qué hacer al respecto.

La anterior mañana había ido a trabajar y no di ni una buena. Solo pude estar pendiente de la puerta del hotel para ver si Simon entraba o del ascensor que cada vez que bajaba y abría las puertas esperaba ver dentro su cara. Pero nada. Nada de nada. Pablo me preguntó esa mañana si me encontraba bien y me vi obligada a contarle lo que pasó cuando fuimos a cenar juntos, lo que me condujo a explicarle también toda la historia con mi hermano. No me arrepentía de habérselo contado todo a mi mejor amigo, solo era que de tanto tiempo retenido dentro de mí y ahora contándoselo a dos personas en tan poco me descolocaba completamente. Pablo sabía que me costaba mucho abrirme con la gente y no le dio importancia a que no se lo hubiese contado hasta entonces, pero con Simon todo era tan diferente... A los dos días de conocerle ya se lo había contado todo, mi pasado, mi presente, quién era... No le había dejado ninguna puerta cerrada para él; me había abierto con él sin dejar ningún escudo entre nosotros pero ahora me doy cuenta que él sí lo había hecho. 

Yo no sé nada de él, ni sé el nombre de sus padres, ni si tiene hermanos, ni de qué parte del Reino Unido es. Sé tanto de Simon como el mismo cliente que tengo ahora mismo parado enfrente de mí: Nada.

Hoy, siendo domingo aún trabajo, pero mañana tengo día libre pero no lo quiero ni lo necesito. No quiero tener un día sin nada que hacer y estando sola, todo menos eso.

Ya he atendido a una veintena de clientes y ni me he dado cuenta, ni me he fijado en sus cara porque solo busco una, nada más.

- ¡Cu-cuut! ¿Estás aquí?- Siento que dice alguien desde mis espaldas.

Me giro y veo a Pablo con una sonrisa de pillín con los brazos cruzados y apoyando su espalda en la estantería donde hay todas las llaves del hotel.

- ¿Qué haces aquí? Tu hoy no trabajas...- Le suelto.
- Hola a ti también Laura.- Empieza a hablar ignorando lo que le he dicho.- Si, yo me encuentro muy bien hoy, gracias por preguntar.- Sigue diciendo sarcástico.
- Vale. Mis disculpas, señorito. ¿Qué tal estás?
- Ahora ya no vale que me lo preguntes, aparte estoy como siempre. Lo que interesa saber es cómo estás tú, pequeñaja.
Resoplo, primero porque ni yo misma sé cómo me encuentro y segundo porque odio que me diga pequeñaja.

- El día que dejes de llamarme así te juro que te hago una fiesta.- Le contesto.
- Pues, por mala suerte, creo que ese día nunca llegará.- Deja de apoyarse en la estantería y se inclina hacia delante para sentarse en la silla donde acostumbra sentarse Clara.- Ahora en serio, Laura, después de todo lo que me contaste ayer entendí que al final no vinieras conmigo y con Clara al bar pero me preocupas, ¿Vale? Y quiero saber como estás.
- Si dejamos a un lado que no sé qué es lo que quiere mi hermano después de su inesperada visita y que Simon no me ha llamado ni lo he visto podríamos decir que... Está todo bien, como siempre.
- ¿Has intentado llamar tú a Simon?- Pregunta él
- A quién se me ha ocurrido llamar es a Sergio, para zanjar ya el tema. Pero a Simon... ni se me ha pasado por la cabeza llamarle. No quiero agobiarle, no somos nada de momento y... Si él quisiera podría venir a verme en cualquier momento; sabe dónde encontrarme.
- ¿Y tú?- Pregunta él medio sonriente.
- Yo... ¿Qué?- Frunzo el ceño.
- ¿Tú sabes dónde encontrarle?
- Pablo al grano... No hay quién te entienda.
- Aunque él no te haya venido a ver, ¿Por qué no vas tú?- Hace una pausa.- Por si no lo sabías, Laura, a pesar de llevar casi cinco meses trabajando en este hotel, estos ordenadores de enfrente tuyo contienen las dadas de todos los huéspedes del hotel, así que podrías echarle un vistazo y ver qué habitación es la de tu querido Simon.
- Magnífica idea Pablo solo que imposible realizarla. Por si no lo sabías, Pablo,- Le imito.- en este hotel solo los que tienen puestos altos son capaces de ver toda esta información. Yo solo puedo ver las habitaciones que hay libres.
- ¿Qué? ¡Oh, vamos!...- Exclama decepcionado.
- No pasa nada Pablo.- Me río por su reacción.
- ¡Hola!- Dice una voz enfrente el mostrador, veo que es Tom junto a uno de sus conjuntos más... Peculiares; una camiseta negra toda recubierta con chapas y unos pantalones rojos pitillos.

Veo de reojo que Pablo se levanta apresurado.

- ¿Nos vamos ya?-Dice él apresurado y sin mirar a Tom.
- Claro.- Sonríe el otro.- Me alegra verte Laura.- Me dice a mi a modo de despedida mientras Pablo va a darle la vuelta a la recepción para ir dónde está Tom.
- Lo mismo digo.- De repente una idea me golpea la mente.- Eh... Tom.-Le llamo la atención.
- Dime.- Se apoya el en el mostrador.
- Durante estos días, ¿qué has sabido de Simon? O sea me refiero a que supongo que los debes ver cada día al estar los dos estudiando lo mismo y en el mismo hotel pero- he empezado a hablar y he puesto la directa, no hay quien me pare.- quiero decir si... eh... Bueno...-Ya empiezo a tartamudear sin saber cómo continuar.
- Laura,-Me mira con cara a confusión y frunciendo el ceño.- Simon no está hospedado en el hotel.- Cruzo una mirada de alarma con Pablo que acaba de llegar justo a su lado y ha escuchado sus últimas palabras.
- ¿Cómo que él no está hospedado aquí?- Habla mi amigo por mí.
- Pues no. Simon lleva viviendo aquí desde los catorce años, cuando sus padres se trasladaron aquí por temas de su trabajo.- Tom nos mira exactamente como nosotros le miramos a él, con cara de interrogante.- ¿Nunca te lo ha dicho?- Me pregunta.
- Eh... Bueno, digamos que Simon no me ha hablado mucho de su vida.- hago una pausa para seguir hablando.- Pero si no está hospedado en el hotel, ¿Cómo es que el día que vinisteis todos los del erasmus él también estaba en vuestro grupo?¿Y el día de la universidad?- Me estaba perdiendo, no lo entendía, habría jurado que Simon era uno de tantos universitarios ingleses.
- Simplemente dio la casualidad de que íbamos a ir a la misma universidad pero solo eso. Y sobre lo del primer día era porque yo lo dije que vendría y cuando llegué insistió en venir a verme a mí y a sus antiguos amigos.- Tom me lo cuenta todo con tono a duda, como si tuviera miedo qué revelarme y qué no.
- Y ¿ya está?- Digo desconfiando.
- No sé qué más podría decirte.-Se encoge de hombros.
- Sí, claro, no importa.- Acabo diciéndole después de un largo silencio.
-¿Y tú, todo esto... No lo sabías?- Interviene Pablo.
- Pues no...- Ahora soy yo la que se encoge de hombros.

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