CAPÍTULO 8
Entonces sus labios se separan de los míos dejándome todo un rastro de besos que pasan desde mi boca, por la mejilla, el cuello, hasta el hombro, donde allí hace que toda yo me excite y tiemble de deseo.
Pero parece que el mundo va contra nuestra porque se oye un móvil sonando.
- ¡Oh! ¡God! (¡Dios!)- Protesta él a la vez que se levanta de encima mío y responde a la llamada.- ¿Qué quieres?- Dice tan solo responder. Se oye un pequeño murmullo a la otra línea, pero no soy capaz de entender nada.- Lo sé.- Vuelve a callarse por unos segundos tan solo escuchando.- ¡Ya lo sé te he dicho! ¡Lo siento, ¿vale?!- Arruga la frente y suspira fuertemente.- Vale, dame diez minutos para llegar.- Acaba diciendo y termina la llamada.
Yo en ese momento me incorporo y me quedo sentada en el sofá observándole esperando que diga algo, pero no lo hace así que le hablo yo:
- ¿Tienes que irte?- Pregunto un poco decepcionada. Él tan solo asiente.- Pero ¿Va todo bien?
- No, no va bien.
- Pero, Simon...- Intento hablar.
- Lo siento, me marcho, ¿vale?- Asiento con la cabeza preocupada por lo que ha pasado.
Le acompaño a la entrada esta vez mucho a regañadientes porque no quiero que se vaya. Él antes de salir me da un beso, tan solo un piquito y se va apresuradamente.
Cierro la puerta y, como antes, vuelvo a apoyarme en ella también confusa, pero esta vez sin saber lo qué pasa ni lo que quiero, me siento perdida y preocupada.
¿Quién habrá llamado a Simon? Y ¿Qué le ha dicho que le preocupara tanto que ha salido escopeteado de casa?
Todas estas preguntas las arrastro conmigo hasta la cama de mi habitación y allí, aumentando la lista de dudas que tengo, me duermo.
**********
Es sábado y hoy también trabajo así que cojo mi chaqueta y una bufanda de color azul, salgo de casa y emprendo mi camino hacia Reach Break.
Durante la mañana tampoco he hecho nada especial, solo recordar y recordar... Al levantarme me he encontrado con la manzana que dejé ayer encima de la mesa que al final no me comí y he decidido comérmela para desayunar intentando visualizar todo lo que pasó anoche, haciéndome sentir primero de todo llena de deseo y después volviéndome a preocupar por Simon y por la llamada que recibió.
En quince minutos llego al hotel y me voy a los vestuarios de los empleados. Allí me encuentro a Clara.
- ¡Hola Clara!- Digo un poco animada para intentar aniquilar cualquier rastro de preocupación que llevaba.
- ¡Laura!- Dice ella sonriente.- ¿Qué tal todo?- Pregunta mientras termina de abotonarse su camisa.
- Bien, supongo.- Le digo.
- ¿Cómo que supones?- Me mira arrugando la frente.- ¿Ha pasado algo que deba saber?- Me mira aún más fijamente.
- Eeehh...- Me bloqueo. ¿Ella sabe lo que pasó ayer? No, no, es imposible. Entonces, ¿Tanto se me nota en la cara?
-¡Laura! Tierra llamando al planeta Laura, ¿Sigues allí?- Dice ella sacándome de mis pensamientos y haciéndome sonreír.
- Sí, sí, sí. Sigo aquí, Clara.
Acabamos de cambiarnos y sin saberlo consigo evitar responder a la pregunta que tanto me ha descolocado.
**********
Clara y yo, hoy, llevamos un día bastante ocupado ya que hay muchas llegadas y partidas de varias personas y eso supone trabajo, trabajo y más trabajo para ella y yo. Pero al fin son las siete y a esta hora empieza a haber menos movimiento y nos podemos relajar un poco.
- Así que ¿me dirás que te pasa, Laura o tengo que sacartelo todo a la fuerza?
- Yo... Eh... Pensaba que lo habrías olvidado...- Le soy sincera.
- Bueno, soy un poco más grande que tú, pero aún no me falla la memoria.- Contesta ella en tono de broma.
- La verdad es que...
- Sí, a ver, dime la verdad, ¿Por qué no me besas?- Me corta una voz fácil de reconocer tanto por su tono como por lo que dice.
Desvío mi mirada y me encuentro con Simon apoyado en el mostrador de recepción con los brazos cruzados y una sonrisa radiante que provoca una aceleración a mi, cada vez más delicado y loco, corazón que se descoloca al ver a este chico.
- No te beso porque eso solo pasa en tus sueños- Le digo haciéndome la dura y un poco dolida y enfadada por su repentino comportamiento y porque se presente de esta forma sin haberme llamado en ningún momento excusándose por lo de anoche.
- Pues será que ayer tuve el mejor sueño de mi vida.- Me suelta guiñándome un ojo.
- Pues sigue soñando.- Le digo y fijo mi mirada en mi ordenador fingiendo estar ocupada trabajando.
- Me lo parece solo a mí o ¿Estás enfadada?- Vuelve a hablarme.
Yo no le respondo pero oigo a Clara que sí lo hace mientras se acerca a nosotros.
- Sí, sí que lo está. ¿Qué le has hecho esta vez, Simon? ¿No tuviste suficiente con los gritos que te echó el otro día?
- La verdad, no sé que le he hecho, pero me gustaría saberlo para intentar arreglarlo.- Levanto mi mirada y me encuentro con él mirándome suplicante.
- ¿Qué te pasó ayer?- Pregunto mientras la preocupación vuelve a invadirme.
Él suspira y me mira frunciendo el ceño.
- Tenía que resolver unos asuntos con alguien.- Me dice.
- Genial.- Respondo yo seca.
- Lo siento, pero tenía que marcharme, era importante.- Sigue hablando intentando ablandarme.- Lo siento, de verdad. ¿Me perdonas?- Termina diciéndome.
- Claro, perdonado.- Digo irónica. ¡Con la preocupación que cargué ayer me dice una excusa como esta!
- Por favor, hablo en serio. ¡Ni sé lo que he hecho, pero quiero arreglarlo!
- Bien, pues ¿Por qué no empiezas a demostrarme que confías en mí para así poder confiar yo en ti?- Le digo mostrando un poco de enfado.
- ¡Confío en ti!- Exclama él.
- Claro que sí.- Vuelvo a ironizar.- Confías en mí yendo a resolver unos "asuntos"- Hago unas comillas imaginarias con mis dedos.- con "alguien". Claro, confías mucho en mí.
- Es algo que no puedo contarte ahora pero puede que más adelante sí.
- Y ¿Por qué no ahora?
- Porque con el tiempo las cosas cambian y quiero estar seguro de lo nuestro y de mis asuntos.- Remarca con fuerza la palabra "mis" al hablar .
- Y ¿Qué es lo nuestro? Porque tal y como te marchaste ayer no me lo dejaste muy claro, la verdad.
- No lo sé, por eso quiero que pase el tiempo para ver qué sucede entre nosotros.
No le contesto, no sé qué responderle, pero antes de que se vaya y sin saber el motivo por el que lo hago le cuento una historia de mi pasado:
- ¿Sabes, Simon? Una vez, cuando era pequeña y aún tenía mi abuela me contó una historia que le acostumbraba a contar a mi madre y que a ella le encantaba. La historia trataba sobre una niña que vivía en un casita en el bosque junto a sus padres y que cada año, por su aniversario, recibía una cajita, sin remitente ni nada. Ni la niña ni los padres sabían de quién podía ser ya que ellos no conocían mucha gente y la poca que conocían vivían tan lejos que era imposible que se lo enviaran ellos. Dentro de cada caja recibía una rosa de color diferente junto a una corta nota en la que cada año le hacía una promesa diferente. La niña se ponía muy feliz porque creía en sus promesas. Así que cuando vio la nota de su decimosexto cumpleaños se emocionó mucho; decía que en su próximo cumpleaños fuera a un valle que estaba al centro del bosque, que allí se encontrarían y prometía casarse con ella. La chica, a lo largo de ese año, día a día, soñó despierta con el encuentro con el príncipe de sus promesas así que cuando llegó el día esperado, salió de casa bien temprano y esperó a su príncipe a lo largo del día. Pero no se presentó y, aún a pesar, ella se quedó allí esperando su llegada, pero nunca llegó y ella murió.- Termino de contar la historia un poco triste.- Nunca entendí porque a mi madre le gustaba tanto esta historia que a mi me hizo llorar de pena.
- Laura...- Habla con un tono de voz delicado.- ¿Por qué me cuentas todo esto?
- Que ¿Por qué?- Digo con un hilo de voz.- Tan solo no quiero tener que esperar y esperar como la niña de la historia y confiar tanto en tus promesas, ni en lo que me dices, no quiero ver qué pasa entre nosotros con el tiempo y esperar a que algún día te dignes a confiar en mí, porque te aseguro que no me voy a quedar esperándote. No quiero que se rompan mis esperanzas ni mis sueños por tu culpa.- Le acabo diciendo con los ojos escociéndome como nunca.
- Lo siento de verdad, Laura, yo tampoco quiero que tus sueños se rompan.
- Y, entonces, ¿Por qué no confías en mí? O ¿Por qué ayer ni me llamaste para decirme que todo está bien y no tenía que preocuparme?- Salto a la defensiva.
- No es que no confíe en ti, solo que no confío lo suficiente. Laura, yo también tengo un pasado y no puedo separarme de él, tengo que afrontarlo pero eso hace que me cueste confiar en las otras personas.- Dice verdaderamente arrepentido.- En cuanto a lo de no llamarte fue porque terminé tarde y pensé que si te llamaba te despertaría y no quería hacerlo.
Siento que todos mis motivos de enfado se desvanecen al ver sus ojos más suplicantes que nunca antes. Me levanto de la silla y me inclino para poder abrazarle con el mostrador entre nosotros.
- Lo siento- Le digo esta vez yo.
Él, como respuesta me aprieta más entre sus brazos. Cuando nos separamos veo que él ya está sonriendo.
- Nunca antes una chica me lo había puesto tan difícil como tú.- Dice haciéndome sonreír a mi también.
- Imbécil.- Dijo amistosamente.
- Preciosa.- Me responde como anoche lo que me hace sonrojar.- Cuando termines de trabajar te esperaré en la puerta del hotel para ir a cenar juntos, ¿Vale?
- ¿Y si no quiero?- Pregunto para molestarle.
- No me importa. No te he dado la opción de escoger, más bien te he afirmado que iremos a cenar juntos y no se admiten protestas.- Termina diciendo.
Antes de irse se me acerca y me da un ligero y tímido beso en los labios. Entonces se aleja caminando hacia el ascensor para subir a su habitación, dejándome a mí más acalorada y confusa que nunca.
CONTINUARÁ...
¡Valorad lecotres míos! <3
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