CAPÍTULO 4
- Sergio...- Mis ojos se abren, sorprendida, al mismo tiempo que noto como en mi gola se ha hecho un nudo y que por todo mi cuerpo recorre un frío sudor.
- Ese es mi nombre.- Responde él con una sonrisa irónica.- No me has olvidado, eh.
- No me has dado tiempo a hacerlo, así que ¿Por qué no te vas y me dejas conseguir olvidarte para siempre?- Sigo yo su juego de ironía.
- Laurita, ya sabes que nunca podrás llegar a olvidarme, así que ¿Por qué tanto esfuerzo?
Esta situación me incomoda mucho, miro de reojo a Simon que sigue a mi lado mostrando una actitud de indiferencia con las manos en los bolsillos. Al verlo, se me ocurre una idea para conseguir evitar a Sergio que me intimida con cada palabra que dice.
- Simon- Llamo su atención y me mira curiosamente.- ¿Recuerdas la conversación de hace unos minutos?
- ¿Eh...?-Murmura desconcertado.
- Te dije que el día que supieras mi nombre te pediría que no te fueses de mi lado,- "creyendo que nunca llegaría ese día, claro" pienso, pero no lo digo y sigo hablando.- Ahora ya sabes mi nombre así que ¿Por qué no entras a mi casa?
- ¿Me estas pidiendo que no me vaya de tu lado?- Eleva las cejas mientras pregunta.
- Algo así.- Digo yo.
- Acepto.- Noto su emoción por el brillo que muestran sus ojos que, nunca antes me había parado a fijar en ellos y, son completamente azules hipnotizadores.
Yo hecho un suspiro de alivio. De esta forma Sergio no podrá incomodarme más, al menos por esta noche.
- Vale, ya he tenido suficiente romanticismo o lo que sea que estéis haciendo.- Empieza a hablar Sergio.- Laura, me gustaría hablar contigo, por favor.- Me suplica con la mirada este.
Esto es algo nuevo para mí, Sergio nunca ha pedido nada a nadie, simplemente, si quería algo lo cogía o lo exigía, sin tener en cuenta a los demás, por eso el hecho que me lo suplicase de esa forma me sorprende muchísimo.
Dudando de mi siguiente acto, le respondo:
- Hoy no puede ser, estoy ocupada.- Le echo una negativa.- Pero- de mi boca se escapa esta segunda oportunidad.- puede que si algún día me avises con tiempo quede contigo.
- Genial.- dice sin ningún entusiasmo aparente pero con una sonrisa de lado maliciosa.- Ya te avisaré pronto.- Se gira para empezar a caminar pero duda un segundo y vuelve a mirarme- Y que sepas que aunque haya pasado mucho tiempo, te quiero.
Estas palabras me sorprenden más aún que su presencia aquí. No puede ser que este Sergio sea el mismo que el de hace once meses. Veo como camina y su silueta se confunde entre la oscuridad de la noche, entonces, es cuando mi corazón recobra el ritmo de latidos normales y la sensación de incomodidad desaparece envolviéndome por una gran liberación.
- Ya se ha ido.- Comenta Simon con su acento inglés.- ¿Aún sigues queriendo que suba a tu casa o mejor sigo persiguiéndote al trabajo?- Sigue hablando gracioso.
- Vamos- me rindo.- entra.- Le invito a pasar dentro de casa.- Pero solo un rato.- Le acabo advirtiendo.- Mañana tengo examen y tengo que repasar.
- ¡Qué casualidad! Yo también tengo examen.
- Y ¿eso no será porque vamos a la misma universidad?- Digo yo de forma elemental.
- Mmmhh- Me afirma haciendo un murmuro.
Juntos subimos las escaleras hasta llegar a la puerta de mi piso. Abro la puerta con mi llave y antes de entrar yo le invito a pasar dentro y detrás de él entro yo a mi casa cerrando la puerta tras de mí.
- Puedes ir al comedor, yo ahora vengo. ¿Quieres algo para tomar?- Le pregunto amablemente.
- Una cerveza va bien.
- Ya... Pues resulta que no tengo cervezas.- Y antes de que hable lo corto yo diciendo:- Ni otras bebidas con alcohol, no acostumbro a beber mucho.
- Pues... ¿Una coca-cola?- Pregunta dudoso.
- Vale, un minuto.
Me dirijo a mi habitación para sacarme la chaqueta y dejar allí el bolso. También me quito las botas y me pongo las zapatillas para ir más cómoda. Salgo, voy a la cocina y cojo una lata de coca-cola con un vaso.
Cuando estoy a punto de girarme para ir al comedor oigo a Simon:
- What the f***?- Exclama.
Yo saco la cabeza por la puerta y le veo sentado en el sofá observando con miedo a Ren.
- ¿Le tienes miedo a los gatos?- Pregunto un poco extrañada.
- ¡No!- Responde de seguida.- Es solo que... Me ha espantado su llegada y...
- Ren es inofensiva, no te arañará ni te hará daño, nunca le ha hecho nada a nadie.- Le intento calmar.
- Ya, eso es lo que decís todos, pero yo y los gatos no somos muy amigos...- Sigue observándola con cierto miedo.
Yo para intentar tranquilizarlo cambio de tema.
- Toma, aquí tienes tu coca-cola.- Se la acerco mientras yo también me siento al sofá a su lado y con Ren al medio siguiendo observando a Simon.- Venga, Ren.- Llamo la atención de mi pequeña y adorable gatita.- Ven aquí.- Señalo mi falda y se viene directamente encima de mi acoplándose cómodamente encima de mis piernas mientras se oye su suave ronroneo.- ¿Ves? No hace nada.- Le sigo hablando a Simon mientras acaricio a Ren.
Me doy cuenta que no me responde y ni ha prestado atención a lo que le he dicho en cuanto él me dice:
- ¿Quién era ese chico?
Noto como la situación de incomodidad vuelve a apoderarse de todo el ambiente.
- Simon yo... no...- No sé cómo hablar de Sergio. No le he hablado a nadie de él y ahora no creo estar preparada para hacerlo y menos con él.- Sergio no es...
- Esta bien.- Me corta él.- No tienes que contármelo.- Me sorprende gratamente su actitud.
El silencio invade la sala con el único sonido de fondo el ronroneo de Ren. Decido hablarle. Ya va siendo hora de superar mi pasado.
- Sergio no es quién crees que es.- Empiezo a decirle.
- ¿Ah, no?- Pregunta mirándome arrugando la frente.- ¿No es tu hermano?- Vuelve a preguntar.
Esta vez noto como la gola se me ha secado y que mis manos tiemblan al acariciar mi gatita.
- ¿Cómo...?- No puedo seguir haciéndole la pregunta.
- Os parecéis.- Afirma simplemente.
- Pero...
- No me lo cuentes. No soy quién para que le cuentes qué os pasó entre vosotros dos, tampoco me interesa demasiado, mientras me asegures que no es tu ex, ya me está bien.- Me hace un poco de gracia este último comentario y me envalentona para hablarle.
- No, no es mi ex. Es mi hermano.- Le aseguro.- Pero para mí desde hace casi un año que lo ha dejado de ser.- Dejo de mirarlo porque dudo que al estarlo mirándolo pueda seguir hablando.- Me abandonó. Mi padre trabajaba como explorador marino y un día, en una de sus exploraciones, tuvo un problema con la bombona de oxígeno y se ahogó, después de esto Sergio cayó en las drogas y poco después se fue, dejándome sola.- Termino confesándole.
Es la primera persona a la que se lo he contado todo y lo he hecho sin ni siquiera pensármelo dos veces, lo he soltado o puede que se me haya escapado de la boca al haberlo tenido tanto tiempo retenido dentro de mí.
- ¿Y tu madre?- Pregunta él.
- No la conocí.-Vuelvo a mirarlo a la cara y veo su mirada de pena hacia mí.- Por favor no me mires así. No necesito miradas de compasión, lo odio, por eso nadie sabe mi historia. Ya lo he pasado suficiente mal como para que ahora tenga que aguantar la pena que los demás sienten hacia mí.
- Mi mirada no es de pena.- Me dice.- Es de comprensión, me pongo en tu lugar y solo me sale hacer esta cara, no puedo evitarlo.- Me mira fijamente.- ¿Qué le pasó a tú madre?
- ¿Ahora esto se ha convertido en una sesión de psicología o qué?- Adquiero mi actitud irónica.
- Bueno podemos decirlo así, yo estoy estudiando para serlo.- Me dice él de forma natural y graciosa.
Se me escapa una pequeña sonrisa.
- Eres diferente.- Le comento.
- Y ¿es que todas las otras personas sois iguales, entonces?
- No es eso... Me refiero a que...
-... no soy como todos?- termina por mí.- ¿Que soy raro y extraño?
- No es que no piense que eres raro pero... Déjalo, es una tontería.
Vuelve el silencio, pero dura poco porque Simon me habla.
- Has evitado el tema de tu madre, ¿No quieres que lo sepa?- Comenta él.
- Al final será verdad que estás estudiando para psicólogo... Fijándote con cosas así...
- Yo nunca miento.
Me lo pienso antes de decir mis siguientes palabras.
- Yo no conocí a mi madre. Ella tenía un problema en el corazón.- Empecé a decir.- Los médicos creían que no resistiría el parto de Sergio, pero lo hizo. En cambio, con el mío, después de dos años de tener a Sergio, conmigo no pudo y murió mientras duraba el parto.
Noto como las lágrimas amenazan para salir de mis ojos, no entiendo cómo le puedo estar contando todo esto a un completo desconocido.
- Tu vida es de telenovela.- Dice Simon sacándole toda la importancia que tiene el tema.
- Si al menos sirviese para conseguir dinero...-Le sigo el juego.
- Podríamos intentar hacer una telenovela de tu vida, seguro que nos forraríamos.
- Seguro...- Murmuro entumecida por toda la situación vivida.
Continuará :3
Siento no haberos podido subir capítulo antes pero he estado liada y se me ha hecho imposible, espero que me perdonáis porque dentro de poco pienso subiros maratón ;) Así que preparaos.
Lo siento otra vez y gracias por seguir leyendo un abrazo lectores míos ^_^
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