CAPÍTULO 1
Estoy concentrada observando en la pantalla del ordenador qué habitaciones de las que quedan libres pueden gustar a esta madame que tengo delante de mí y que va con aires de superior. ¡Qué asco de gente! Decenas de personas como ella las veo diariamente. Odio que se crean los mejores y puedan pedir las cosas con el tono y de la forma que quieran. Pero mi trabajo impide que saque mi carácter, así que sonrío, la miro y digo:
- Estoy segura que la habitación 438 le va a encantar, tiene unas vistas preciosas del pueblo y está de cara al río Ter. Seguro que le gusta.- digo con falsa amabilidad.
- ¡Oh! Estoy seguro que me encantaría, pero prefiero que mi habitación no esté de cara al río, es que seguramente por la ventana entraran males olores y... ¿Podría ser otra habitación?- dice empequeñeciendo los ojos e inclinando un poco la cabeza hacia un lado.
"¡Claro madame! Y si quiere también le viento con una hoja de palmera... ¿Pero quién se cree?" Pienso yo...
Estoy a punto de sacar la peor cara de mí pero veo a Pablo, quien pasa por detrás de esta señora, que me echa una mirada de advertencia para que me controle, así que haciéndole caso suspiro silenciosamente y vuelvo a mirar al ordenador.
- Está de suerte, tengo otra habitación, al lado opuesto del hotel, en el que no le subirá por la ventana ningún olor del río. Es la 421, ¿Le parece bien?- Acabo diciendo con una sonrisa.
- Perfecto.- Me devuelve la sonrisa.
Entonces me levanto de mi silla y me giro para coger, de los estantes, la tarjeta que abre la puerta de la habitación de esta mujer. Cuando me giro vuelvo a sonreírle y se la entrego.
- Gracias, espero que pase usted un buen fin de semana y si necesita cualquier cosa, con el teléfono de la habitación, pulse el número uno y le atenderemos.- Digo recitando la frase casi inconscientemente, ya que desde hace cuatro meses y medio que trabajo aquí, cada vez que viene un nuevo alojado, tengo que decirla.
La madame, que va con aires de superior, parece verdaderamente agradecida y me sonríe de forma sincera.
- Si quiere, ese mozo de los botones puede acompañarla a su habitación y llevarle las maletas.- Digo señalando a Pablo.
Él, que ya nos estaba observando, sonríe graciosamente y me guiña un ojo.
La mujer me asiente con la cabeza y se gira en dirección a Pablo. Veo que juntos desparecen dentro del ascensor que va subiendo al 4º piso.
**********
Poco después de atender a esta mujer y contestar un par de llamadas veo que ya son las ocho. "Hora de retirarse" pienso alegre, después de que termine esta larga jornada de trabajo que, en realidad, tampoco es muy larga, trabajo a medio tiempo, así que solo han sido cuatro horas, pero cuatro horas después de pasar toda la mañana en la universidad. Realmente estoy agotada.
Me voy en dirección a los vestuarios de los empleados y allí me quito el pañuelo de color azul, que tanto me molesta llevarlo al cuello, y me cambio las faldas y la camisa, que llevo para trabajar, por mis queridos y cómodos tejanos y una sudadera, para abrigarme.
Cuando estoy saliendo del vestuario me encuentro con Pablo.
- Parece que hoy alguien lleva un mal día... eh...- Comenta él.
- No lo dirás por mí, ¿Verdad?- Digo echándole una mirada penetrante para intimidarle.
- Claro que no.- Se le escapa una sonrisa.- Si lo dijera por ti, hubiera dicho que hoy, cómo siempre, alguien tiene otro mal día.- Se le ensancha la sonrisa.
Yo noto como mi boca adquiere la forma de "o" a causa de lo que ha dicho y fingiendo estar dolida me llevo una mano al corazón.
- Venga mujer, si ya sabes que lo digo en broma.- Dice manteniendo la misma sonrisa del principio.
- Ya... Claro...- Acabo diciendo mientras ruedo los ojos.
- Nos vemos mañana peque.- Entonces me coge de la cara y me da un beso en la mejilla.
Yo intentando impedírselo me aparto y, esta vez, finjo enfado.
- Que sea la última vez que me llamas "peque"- Digo haciendo las comillas con mis dedos.- Sabes que no me gusta.- Le digo amenazante apuntándolo con un dedo.
Él levanta los brazos en señal de rendición, entonces yo aprovecho para caminar hacia la puerta de salida, pero cuando estoy justo en su lado le devuelvo el beso en la mejilla, mientras le doy un golpecito en el culo.
Pablo, desde el día que empecé a trabajar, se ha convertido en mi mejor amigo, es genial estar junto a él, podemos pasarnos horas juntos sin darnos cuenta de lo tarde que es. Tengo que decir que Pablo es muy, pero que muy atractivo, tiene unos preciosos ojos azules que resaltan en su cara al ser tan pálido de piel y tener el cabello negro, creo que si no supiese que es gay, cada vez que lo viera, echaría un suspiro de admiración.
- ¡Eh, Laura!- Me llama Pablo, cuando ya estoy abriendo la puerta para salir.- Te quiero.- Dice torciendo la boca en otra de sus hermosas sonrisas.
- Y ¿Quién no me quiere?- Digo divertida con falso egocentrismo.
Entonces, mientras veo por última vez la sonrisa de Pablo, cierro la puerta mientras salgo hacia el vestíbulo del hotel.
Cuando me giro para dirigirme a la salida veo mucha gente acumulada en recepción. Miro que no esté lloviendo fuera, para comprobar si estas personas han entrado para refugiarse de la lluvia, pero no, el cielo está despejado.
Al volver a mirar en recepción veo a Clara sola, un poco estresada, delante de tanta gente e intentando mantener los papeles.
Un poco extrañada y preocupada por la situación que mi amiga está viviendo, me acerco a ella y le pregunto:
- Clara, ¿Necesitas ayuda?- Digo mirándola interrogante, pero ella, concentrada en el trabajo, no me ha oído y sigue atabalada de un lado a otro.- Clara- Digo enfatizando cada sílaba de su nombre para que me preste atención y, como resultado, veo que levanta la cabeza y me observa con cara apurada.- ¿Qué es tanta gente?
- Laura, por favor- Dice arrugando la frente a causa de todo el estrés por el que está envuelta.- ayúdame, no sé qué tengo qué hacer, el ordenador se ha vuelto loco y este grupo universitario me pide que le entregue las llaves de cada una de sus habitaciones y...
- Para.- Le ordeno.- Respira y relájate, así solo conseguirás que te dé un ataque.- Espero ver que ya se haya recuperado de este momento y sigo hablando.- Vamos a ver, ¿Qué problema tienes con el ordenador?
- ¡No lo sé! Es lo que llevo intentando averiguar desde el principio y...- Niega con la cabeza en señal de desesperación.- Se me ha bloqueado la entrada y no puedo acceder a ver las dadas del hotel.
Me quedo mirándola un par de segundos y, después, observo la pantalla del ordenador, es verdad, tiene bloqueada la entrada.
- Mmm...- Murmuro pensativa.
Cuando ya estoy a punto de rendirme y decirle a Clara que no sé qué hacer, la solución pasa por delante de mis ojos.
- ¡Pablo!- Lo llamo mientras lo veo pasar por delante de este grupo de... Universitarios, creo que ha dicho Clara.- ¿Puedes venir un segundo de nada?- Pido al mismo tiempo que he juntado las manos delante de mi cara para exagerar aún más mi suplica.
Él rueda los ojos y da la vuelta para venir a encontrarnos donde estamos Clara y yo.
- ¿Qué ha pasado para que necesitáis la ayuda de Superman?- Dice refiriéndose a sí mismo con eso de "Superman".
- Míralo por ti mismo.- Digo haciendo un gesto con la cabeza señalando la pantalla del ordenador.
Pablo, sin decir nada más, se sienta en la silla y empieza a teclear concentrado. A los pocos segundos, se vuelve a levantar con otra de sus sonrisas.
- ¡Hecho! Me debéis una chicas.- Nos dice subiendo y bajando las cejas de forma interesante.
- ¿Qué había pasado?- Pregunta curiosa, esta vez, Clara.
- Supongo que como has estado por baja de maternidad te habían suspendido la cuenta, pero ahora ya está solucionado.- Nos ofrece una explicación Pablo.
- Muchísimas gracias, Pablo.- Dice después de haber echado un suspiro de alivio.
- No me lo agradezcas, mañana, al salir, invítame a una copa.- Le contesta, así aprovechándose de la situación.
- Trato hecho.- Asiente con la cabeza ella.
Yo, al sentirme ya un poco excluida de los tratos que se llevan entre ellos dos decido irme ya.
- Bueno, chicos, voy para casa. Ahora ya sabrás arreglártelas tú sola, ¿No?- Pregunto a Clara.
- ¡Claro! Gracias, chicos. Mañana nos vemos.- Nos acaba diciendo mientras vuelve a centrarse en su trabajo y poder atender a estos universitarios.
- ¡Qué te vaya bien!- Le digo esperando que no vuelva a tener otro incidente más.
- ¡Hasta mañana Clara!- Se despide Pablo.
Él y yo salimos de la recepción y pasamos por el lado del grupo que atiende Clara. Al caminar por su lado Pablo, siento que, dice:
- ¡Madre mía!- Exclama con los ojos bien abiertos.
Yo alzo una ceja en señal de interrogación ya que no sé a qué se refiere.
- Dime que lo que veo no es cierto.- Sigue diciendo, esta vez, negando la cabeza con indignación.
- ¿El qué?- Ya exclamo un poco desesperada para saber qué le ha afectado tanto a mi amigo.
- Allí.- Dice haciendo un gesto sutil con su barbilla para que mire en una dirección.
Yo sigo su mirada y el lugar que me ha indicado y solo puedo fijar mi mirada a un chico, con el pelo castaño y una sonrisa hermosa, mostrando los dientes perfectamente blancos y brillantes de anuncio, que resalta junto a su conjunto de ropa toda negra. Me fijo que está haciendo idioteces con alguno de sus compañeros pero yo no puedo observar nada más que no sea él. Su risa, aunque estoy un poco lejos, puedo oírla, es tan melodiosa... Mis oídos la adoran.
Cuando ya creo que después de ver a esta hermosa criatura me dará un ataque al corazón, Pablo me despierta de mi ensimismamiento y me coge de la cara mientras hace que dirija la mirada a otro sitio mientras dice:
- Él no. El otro.- Sigue hablando con un tono impresionado.
Observo bien el chico que me ha señalado; lleva unos pantalones un poco... feos, son de un color marrón anaranjado bastante chillón junto a una camisa, de un color azul... indefinible, con pequeños dibujos de unos barquitos de color también azulado más claro. Quedo un poco alucinada, sí que va extravagante este chico, pero cada uno tiene su estilo y no se le puede juzgar. A decir verdad, este chico parece único, (¡Cómo para no serlo al vestir así!) y también demuestra que él no sigue la moda, demuestra tal y cómo es, dándonos a nosotros la opción de prejuzgarlo, tal y como lo ha hecho Pablo.
- ¿Qué le pasa?- Digo yo disimulando mi sorpresa al verlo vestido de esa forma.
- ¡¿Cómo que qué...?!- Empieza diciendo con un tono de voz demasiado alto, que hace que muchas de las miradas de la gente que hay allí se fije en nosotros, pero cuando Pablo se da cuenta de ello, vuelve a bajar el volumen.- ¿Cómo que qué le pasa?- Termina preguntándome atónito.- Laura, este chico hace daño a los ojos vistiendo de esta forma.
Vuelvo a echarle una mirada al chico con ese estilo tan... Personal (Digámoslo de esta manera mejor) y la verdad es que tampoco me importa mucho como vaya, pero Pablo tiene un gusto exquisito en moda y cosas como esta no lo permite nunca, se pone como una fiera, como ahora.
- Encima, ¿Has visto la pajarita que lleva?- Dice él, mientras también le vuelve a poner la vista encima.- ¿Qué se cree, que de esta forma parecerá más elegante?- Pausa unos segundos.- Pues ¡No! Es aún más hortera. Si hasta parece un payaso, solo le falta la nariz de color roja.
Yo, sin poder evitarlo, estallo a reír. Carcajada tras carcajada.
- ¿Se puede saber qué te ha pasado a ti ahora?- Pregunta extrañado.- Seguro que observar a ese- Dice en tono de desprecio.- Te habrá afectado al cerebro.
Sigo sin poder decir nada ya que sigo riendo a carcajada limpia.
- ¡Laura! ¿Qué pasa?- Pregunta exasperado.
Intento recuperar la cordura y empiezo a dejar de reír.
- Nada...- digo aún medio riendo.- Es solo que...- Me pienso lo que voy a decir.- Digamos que... Me hacen gracia los guiris.
CONTINUARÁ
Esta novela, tengo que decir que no hubiese sido posible sin la magnífica frase de mi Lau (@Lauu_Vidal) que un día por Barcelona dejó escapar por su boca: "Es que... Me hacen gracia los guiris" y, simplemente, con esta frase me vino el flash para escribir esta novela. Así que gracias Laura (Jujuju... Burra <3 ¿recuerdas?)
Espero que este primer capítulo os haya gustado, ya que estoy poniendo gran empeño en esta novela que espero que sea mejor que "Between sugar and love" así que estoy abierta a opiniones y recomendaciones. Quiero vuestra más sincera opinión y si no os gusta algo decírmelo.
Os he subido el capítulo hoy porque esta semana no creo que tenga tiempo porque tengo exámenes, así que intentaré subiros el segundo durante el fin de semana.
¡¡Un besazo, se os quiere!! <3
Un poco extrañada y preocupada por la situación que mi amiga está viviendo, me acerco a ella y le pregunto:
- Clara, ¿Necesitas ayuda?- Digo mirándola interrogante, pero ella, concentrada en el trabajo, no me ha oído y sigue atabalada de un lado a otro.- Clara- Digo enfatizando cada sílaba de su nombre para que me preste atención y, como resultado, veo que levanta la cabeza y me observa con cara apurada.- ¿Qué es tanta gente?
- Laura, por favor- Dice arrugando la frente a causa de todo el estrés por el que está envuelta.- ayúdame, no sé qué tengo qué hacer, el ordenador se ha vuelto loco y este grupo universitario me pide que le entregue las llaves de cada una de sus habitaciones y...
- Para.- Le ordeno.- Respira y relájate, así solo conseguirás que te dé un ataque.- Espero ver que ya se haya recuperado de este momento y sigo hablando.- Vamos a ver, ¿Qué problema tienes con el ordenador?
- ¡No lo sé! Es lo que llevo intentando averiguar desde el principio y...- Niega con la cabeza en señal de desesperación.- Se me ha bloqueado la entrada y no puedo acceder a ver las dadas del hotel.
Me quedo mirándola un par de segundos y, después, observo la pantalla del ordenador, es verdad, tiene bloqueada la entrada.
- Mmm...- Murmuro pensativa.
Cuando ya estoy a punto de rendirme y decirle a Clara que no sé qué hacer, la solución pasa por delante de mis ojos.
- ¡Pablo!- Lo llamo mientras lo veo pasar por delante de este grupo de... Universitarios, creo que ha dicho Clara.- ¿Puedes venir un segundo de nada?- Pido al mismo tiempo que he juntado las manos delante de mi cara para exagerar aún más mi suplica.
Él rueda los ojos y da la vuelta para venir a encontrarnos donde estamos Clara y yo.
- ¿Qué ha pasado para que necesitáis la ayuda de Superman?- Dice refiriéndose a sí mismo con eso de "Superman".
- Míralo por ti mismo.- Digo haciendo un gesto con la cabeza señalando la pantalla del ordenador.
Pablo, sin decir nada más, se sienta en la silla y empieza a teclear concentrado. A los pocos segundos, se vuelve a levantar con otra de sus sonrisas.
- ¡Hecho! Me debéis una chicas.- Nos dice subiendo y bajando las cejas de forma interesante.
- ¿Qué había pasado?- Pregunta curiosa, esta vez, Clara.
- Supongo que como has estado por baja de maternidad te habían suspendido la cuenta, pero ahora ya está solucionado.- Nos ofrece una explicación Pablo.
- Muchísimas gracias, Pablo.- Dice después de haber echado un suspiro de alivio.
- No me lo agradezcas, mañana, al salir, invítame a una copa.- Le contesta, así aprovechándose de la situación.
- Trato hecho.- Asiente con la cabeza ella.
Yo, al sentirme ya un poco excluida de los tratos que se llevan entre ellos dos decido irme ya.
- Bueno, chicos, voy para casa. Ahora ya sabrás arreglártelas tú sola, ¿No?- Pregunto a Clara.
- ¡Claro! Gracias, chicos. Mañana nos vemos.- Nos acaba diciendo mientras vuelve a centrarse en su trabajo y poder atender a estos universitarios.
- ¡Qué te vaya bien!- Le digo esperando que no vuelva a tener otro incidente más.
- ¡Hasta mañana Clara!- Se despide Pablo.
Él y yo salimos de la recepción y pasamos por el lado del grupo que atiende Clara. Al caminar por su lado Pablo, siento que, dice:
- ¡Madre mía!- Exclama con los ojos bien abiertos.
Yo alzo una ceja en señal de interrogación ya que no sé a qué se refiere.
- Dime que lo que veo no es cierto.- Sigue diciendo, esta vez, negando la cabeza con indignación.
- ¿El qué?- Ya exclamo un poco desesperada para saber qué le ha afectado tanto a mi amigo.
- Allí.- Dice haciendo un gesto sutil con su barbilla para que mire en una dirección.
Yo sigo su mirada y el lugar que me ha indicado y solo puedo fijar mi mirada a un chico, con el pelo castaño y una sonrisa hermosa, mostrando los dientes perfectamente blancos y brillantes de anuncio, que resalta junto a su conjunto de ropa toda negra. Me fijo que está haciendo idioteces con alguno de sus compañeros pero yo no puedo observar nada más que no sea él. Su risa, aunque estoy un poco lejos, puedo oírla, es tan melodiosa... Mis oídos la adoran.
Cuando ya creo que después de ver a esta hermosa criatura me dará un ataque al corazón, Pablo me despierta de mi ensimismamiento y me coge de la cara mientras hace que dirija la mirada a otro sitio mientras dice:
- Él no. El otro.- Sigue hablando con un tono impresionado.
Observo bien el chico que me ha señalado; lleva unos pantalones un poco... feos, son de un color marrón anaranjado bastante chillón junto a una camisa, de un color azul... indefinible, con pequeños dibujos de unos barquitos de color también azulado más claro. Quedo un poco alucinada, sí que va extravagante este chico, pero cada uno tiene su estilo y no se le puede juzgar. A decir verdad, este chico parece único, (¡Cómo para no serlo al vestir así!) y también demuestra que él no sigue la moda, demuestra tal y cómo es, dándonos a nosotros la opción de prejuzgarlo, tal y como lo ha hecho Pablo.
- ¿Qué le pasa?- Digo yo disimulando mi sorpresa al verlo vestido de esa forma.
- ¡¿Cómo que qué...?!- Empieza diciendo con un tono de voz demasiado alto, que hace que muchas de las miradas de la gente que hay allí se fije en nosotros, pero cuando Pablo se da cuenta de ello, vuelve a bajar el volumen.- ¿Cómo que qué le pasa?- Termina preguntándome atónito.- Laura, este chico hace daño a los ojos vistiendo de esta forma.
Vuelvo a echarle una mirada al chico con ese estilo tan... Personal (Digámoslo de esta manera mejor) y la verdad es que tampoco me importa mucho como vaya, pero Pablo tiene un gusto exquisito en moda y cosas como esta no lo permite nunca, se pone como una fiera, como ahora.
- Encima, ¿Has visto la pajarita que lleva?- Dice él, mientras también le vuelve a poner la vista encima.- ¿Qué se cree, que de esta forma parecerá más elegante?- Pausa unos segundos.- Pues ¡No! Es aún más hortera. Si hasta parece un payaso, solo le falta la nariz de color roja.
Yo, sin poder evitarlo, estallo a reír. Carcajada tras carcajada.
- ¿Se puede saber qué te ha pasado a ti ahora?- Pregunta extrañado.- Seguro que observar a ese- Dice en tono de desprecio.- Te habrá afectado al cerebro.
Sigo sin poder decir nada ya que sigo riendo a carcajada limpia.
- ¡Laura! ¿Qué pasa?- Pregunta exasperado.
Intento recuperar la cordura y empiezo a dejar de reír.
- Nada...- digo aún medio riendo.- Es solo que...- Me pienso lo que voy a decir.- Digamos que... Me hacen gracia los guiris.
CONTINUARÁ
Esta novela, tengo que decir que no hubiese sido posible sin la magnífica frase de mi Lau (@Lauu_Vidal) que un día por Barcelona dejó escapar por su boca: "Es que... Me hacen gracia los guiris" y, simplemente, con esta frase me vino el flash para escribir esta novela. Así que gracias Laura (Jujuju... Burra <3 ¿recuerdas?)
Espero que este primer capítulo os haya gustado, ya que estoy poniendo gran empeño en esta novela que espero que sea mejor que "Between sugar and love" así que estoy abierta a opiniones y recomendaciones. Quiero vuestra más sincera opinión y si no os gusta algo decírmelo.
Os he subido el capítulo hoy porque esta semana no creo que tenga tiempo porque tengo exámenes, así que intentaré subiros el segundo durante el fin de semana.
¡¡Un besazo, se os quiere!! <3
Me guzta:3 Siguela porfaa!(:
ResponderEliminarHahaha muchas graciaas :') Hoy por la tarde intentaré subir el segundo capítulo. Si quieres dime tu twitter y te aviso cada vez que suba capítulo. :3
EliminarUn besiin<3
Muchisisisimas graciaas
EliminarPd:Mi twitter @MarinaZafra1 ^^ avisame eeh ;)