jueves, 4 de abril de 2013

Between sugar and love 17 y 18

MARATÓN CAPÍTULOS 17 Y 18


CAPÍTULO 17


"So small" de Carrie Underwood llevaba sonando en mi ipod desde hacía dos días. Dos días que llevaba sin Ángel, sin aclararme, comiéndome la cabeza con todo, ¿Por qué se me hacía tan difícil esto? 
No sabía qué hacer, no sabía qué paso dar, tenía miedo. Miedo a que mi vida girara completamente de rumbo, no necesitaba nada que me complicase más las cosas y Ángel... Su carácter me lo dificultaba todo aún más. Aunque a veces me preguntaba si, en realidad, quién lo ponía todo más difícil y complicado era yo misma, si era yo a causa del terror que tenía que todo mi mundo que había ido arreglando, poquito a poquito, se volviera a derrumbar.
Con esa canción aún le daba más vueltas al tema, ¿Qué representaba que debía hacer? Estaba perdida, sin poder tomar ninguna decisión, estaba bloqueada. Lo único que estaba segura que tenía y no me iba a dejar nunca era Carol, pero durante esos días no había podido hablar con ella a causa de su alergia por eso hizo que mi relación con Jose se estrechara. 
Jose, me sorprendió, la actitud que mostraba delante de todo el mundo de pícaro, irónico, superficial y cabeza hueca se me empezaba a hacer familiar y me estaba acostumbrando a sus bromas sin sentido de humor que hacía siempre. Lo pasaba bien con él, aunque a veces siguiera comportándose como un completo idiota.

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Después de estos dos días de reflexión y de "connectar" con el carácter de Jose, tocaba volver al instituto, donde esperaba encontrarme con mi mejor amiga.
Eran las siete y treinta y cinco cuando salí por la puerta de mi casa.

- ¡Adiós mamá, hasta la tarde!-Dije despidiéndome.
- Lia. -Sentí que me llamaba.- Espera un segundo.-Pidió

Yo me giré otra vez hacia dentro de la casa para ver qué quería decirme.

- David me dijo que hoy quería hablar contigo, así que, por favor,-Me miró suplicante.- vente a casa antes de que yo llegue de terapia para poder hablar con él, ¿Vale?

Asentí con la cabeza.

- ¿A qué hora debo estar aquí?-Pregunté
- A las seis estaría bien.-Contesto cortante.- Que vaya bien el cole.-Dijo esta vez con una sonrisa.

Salí de casa cuando ya eran y cuarenta. Me quedé sorprendida de la sonrisa que me dedicó mi madre, me dejó impresionada. O las terapias de David habían hecho mejorar a mi madre casi mágicamente o... empezaba a sospechar que quién había hechizado realmente a mi madre no eran sus terapias sino él.
Me alegraba tanto empezar a volverla a ver feliz que casi por unos instantes me olvidé del follón que rondaba por mi cabeza.

Tan solo había cruzado la puerta de entrada del instituto que noté como un peso muerto se caía encima de mi.

- ¡Carol!-Protesté- ¡¿Quieres dejar de abrazarme así?! ¡Vas a hacerme caer!

Dicho esto ella se separó de mi mirándome con una sonrisa triunfante.

- Me alegra verte.-Dije antes de dejarla hablar.- Te he echado de menos.- Entonces fui yo la que se abalanzó sobre ella abrazándola fuertemente.
- ¡Lia me vas a ahogar!- Habló divertida.

Me separé de ella y empezamos a caminar para ir hacia nuestras taquillas.

- ¿Como llevas la alergia?- Le pregunté preocupándome de ella.
- ¡Bah! -Exclamó.- Solo tengo que tomarme una pastilla al día y ya está, se me está marchando ya todos los picores que tenía... Me picaba todo el cuerpo, era como si me hubiesen picado miles de mosquitos a la vez.

A mi me pasó un escalofrío, de tan solo pensar cómo debía escocerle y picarle...

- Pero...-Continuó diciendo cambiando de tema.- Tú y yo necesitamos hablar.
- ¿Qué? -Dije intrigada.
- No te hagas la tonta- Me recriminó ella.- El otro día en la repostería...
- ¡Ah! ¡Mierda! Es verdad...-Exclamé yo.- Carol, hoy no podré venir a trabajar, tengo que hablar con David sobre mi madre y tengo que estar en casa a las seis. Lo siento...-Acabé disculpándome.- ¿Se lo podrás comunicar?- Pregunté.
- ¿Comunicarle a quién?- Me contestó con otra pregunta.
- Eh...- Dudé yo.- Tan solo a quien esté allí.-Dije dándole una respuesta abierta.
- Ya...-Dijo ella a lo bajini- Lia, Te lo he preguntado seriamente. ¿Qué es lo que pasó hace dos días? -Me miró fijamente esperando mi respuesta.

Justo cuando temía que tendría que responderle sonó el timbre indicando el inicio de clases, así que, sin poder darle una respuesta, nos dirigimos hacia nuestras respectivas clases. Salvada por la campana.

Durante el resto de clases de la mañana estuve pensando en qué decirle a Carol, en qué debía responderle. Le podía contar lo que había pasado el otro día, pero lo que estaba pasando por mi cabeza... Era demasiado difícil, ni yo misma me entendía.
Había estado esquivando toda la mañana a Carol, incluso a la hora del patio intenté no cruzarme con ella para tener que darle explicaciones, pero a la hora de salida se me hizo imposible. Ya había cogido todos los libros que necesitaba para hacer los deberes pero al girarme para ir a la salida me encontré con ella, o más bien dicho ella me encontró a mi, así que tuve que enfrentar la situación que me esperaba.

- ¿Tienes algo que decirme?- Dijo con un tono forzado y cruzándose de brazos.
- Carol... -Rechisté, no quería hablar del tema, pero su dura mirada me estaba pidiendo, casi ordenando que se lo contara.- ¿Por qué quieres que te lo cuente si Ángel ya debe haberlo hecho?

Ella suspiró armándose de paciencia.

- Te lo pregunto porque quiero saber tú versión de los hechos.-Dijo simplemente.
- ¿Qué hechos? - Volví a preguntar yo.- ¿El hecho que ese día no fue a trabajar por no verme? -Empecé a decir yo demostrando mi indignación.
- Tiene sus motivos, Lia...-Contestó.
- ¿Cuáles? Porque puede que sabiéndolos yo también podré entenderlo.- Esta vez era yo la que la miraba duramente.
- ¿Por qué no vamos a mi casa y lo hablamos?-Me propuso.
- Ya te he dicho que debía estar en casa pronto...- Intenté excusarme.
- Mientras tengas una hora para  charlar...- Estaba empezando a hartarse de la actitud pasiva que yo mostraba.
- Vaaaale...-Acabé rindiéndome.

Ella sonrió victoriosa y nos fuimos con mi coche a su casa.

Aparqué el coche en la entrada de su casa, como siempre, y las dos nos dirigimos a su habitación. Allí antes que nada llamó por teléfono comunicándole a quien quiera que estuviera al otro lado de la línea que hoy no podríamos ir a trabajar. Pero después de esa pequeña conversación que tuvo, empezó otra conmigo, la que yo temía.

- ¿No hay nadie en casa?-Pregunté yo encuriosida.
- No... -Dijo ella aburrida.- Mi madre está trabajando y mi padre está de visita al médico con mis abuelos...
- Mhh... - Me había quedado sin nada que decir, sin nada que usar para evitar el tema que ella estaba esperando.
- Lia...
- ¡Ya! Ya sé que tengo que explicártelo... - Adopté otra vez la actitud de protesta, no me apetecía hablar de eso.- Pero...
- Por favor.-Acabó suplicándome.- Pensaba que nos lo contábamos todo. Pero por lo que parece tengo que recurrir a las otras personas involucradas para enterarme de lo que le pasa a mi mejor amiga...- Dijo esto sin darse cuenta que me había tocado la fibra sensible. Sabía que tenía que contarle todo lo pasado pero... Ni yo misma sabía lo que pasó.
- Escucha yo...
- No.- Me cortó.- Me vas a escuchar tú. ¿Qué es lo que te ha hecho Ángel, eh? -Preguntó en un tono indignado.
- Que ¿Qué me ha hecho? -Abrí los ojos sorprendida.- Me ha estado ignorando durante tres días sin hacerme ningún caso. Le envié miles de mensajes y solo me contestó uno diciendo "Estoy bien". Yo estaba preocupadísima por cómo había salido de la fiesta el día de fin de año y él... -Me quedé callada pensando en como había cambiado tanto nuestra relación.
- Él estaba dolido...- Habló Carol.- Cuando Jose sacó el tema de Rebeca delante tuyo y cuando yo le dije que te había contado su historia se enfadó muchísimo. Él no quería que supieras de ella.
- ¿Qué? y eso ¿Por qué?- Dije completamente intrigada.
- Su relación fue muy intensa, Lia, debes entender que lo pasó muy mal y él sabía que Jose te hablaría de ella y no quería sentir todo lo que decía. Él...
- Ángel no se esperó en ver mi reacción después de saber sobre su historia, se fue, me dejó allí como una tonta esperando que me hiciera caso. Si me lo hubiese contado él puede que...
- Él no es capaz de hablarte de Rebeca, eso lo tiene guardando dentro de él. Con nadie ha hablado de ella después del día del accidente, lo ha estado pasando muy mal.- Me estaba mirando directamente a los ojos dejándome sin respuesta inteligente alguna que pudiera ofrecerle.- Sé que podría haberte hecho más caso pero... Tú también podrías comprender su situación.- Me recriminó.
- ¡Lo intento! Por eso le pedí que me dejara tiempo para aclararme yo misma...
- ¿Y lo has conseguido?
- ¿El qué? - Pregunté desorientada.
- Aclararte...
- Yo... -Dejé escapar un gran suspiro.- Cada vez que pienso en ello me pierdo más...
- ¿Me dejas aconsejarte?- Preguntó dudosa.
- Siempre, necesito tú consejo siempre.- Le respondí sonriéndole.
- Habla con él. -Dijo dejándolo como si fuera así de fácil.- En la fiesta él se sinceró contigo, ¿Por qué no le das una...
- ...oportunidad?-Acabé diciendo por ella. A lo que me respondió con un asentimiento.- Es que no sé si quiero dársela.

Esperé, mirándola, a que me diera una respuesta. El silencio invadió su habitación.

- Haz una cosa.-Saltó de repente.- Ponte en situación. La noche de fin de año, después de que él te dijera que quería salir contigo, ¿Qué hubieras hecho si Jose no os hubiera interrumpido?

No me esperaba esa pregunta así que me quedé por unos momentos parada sin poder decir nada.

- Ese día...-Empecé.- Tampoco sabía qué hacer, tan solo lo miré fijamente y... Todo el caos que llevo ahora durante estos días sucedió en mi cabeza entonces. La verdad es que si Jose no nos hubiese interrumpido no sé si hubiera sido capaz de decir algo o... No lo sé.
- Lia... Debes intentar ser más comprensiva.- Me pidió.
- Y ¿Por qué no me ayudas a serlo?
- Y ¿Cómo pretendes que lo haga?- Me respondió con el mismo tono que había usado yo.
- Contándome los motivos de Ángel, si tu lo entiendes porque te lo ha explicado, ayúdame a hacerlo a mi también.
- No.-Contestó inmediatamente.- Yo no puedo contarte algo que él no quiere que haga, si quieres saberlo ve a hablarlo con él. Yo solo te diré algo que espero que te sirva para aclararte.- Se calló durante un par de segundos.- Un día por teléfono me preguntaste qué creía que pasaba con Ángel y tú, ¿Recuerdas?-Asentí con la cabeza.- Por esos tiempos ya lo empezaba a sospechar, pero ahora estoy  segura, pero... Antes de decirte lo que yo creo, necesito volver a preguntártelo, ¿Qué es lo que sientes por él?-Me miró parpadeando rápidamente.- Sé que has dicho que no lo tienes claro pero sabes que en realidad tienes muy claro cómo te sientes cuando estás con él, lo que te pasa es que tienes miedo.- Habló sinceramente.
- Sí.-Le afirmé.- No necesito que llegue a mi vida y la convierta en un caos si luego tiene que desaparecer para dejarme aún peor, no quiero arriesgarme y perderlo todo.- La observé intentando aguantar las lagrimas que se asomaban por mis ojos.
- Sé que desde que eres pequeña has tenido muchas dificultades y que has sufrido mucho, créeme  lo sé, lo he podido vivir a tu lado.- Me hablaba con un tono suave.- Pero también tienes que creerme cuando te digo que el amor consiste en eso: Arriesgarlo todo por alguien aunque nunca llegues a tener la seguridad que durará para siempre o se estropeará todo. La gracia del amor, lo que lo hace tan emocionante y pasional es también por el miedo a perder el otro.

No sabía qué decirle, yo estaba perdida.

- Sabes que solo intento ayudarte, Lia, solo te soy sincera.- Dicho esto me levanté y la abracé extremadamente fuerte.
- Lo sé.-Murmuré.- Gracias.

Ella me devolvió el abrazo y me dio toda la fuerza que necesitaba, ella no tan solo era mi mejor amiga era mi confidente.

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Poco después tuve que marcharme para llegar pronto a casa. Así que me despedí de ella dándole otra vez las gracias y abrazándola aún más fuerte que antes.

Llegué a casa un poco antes de las seis, sabía que para mi madre era importante así que procuré ser puntual.

A las seis en punto sentí cómo un coche paraba delante de casa así que decidí ir a ver por la ventana; era mi madre llegando en el coche de David, así que abrí la puerta para recibirlos.

- Hola- Procuré sonar animada, todo lo contrario como estaba, hecha un saco de nervios.
- ¡Natalia!- Me nombró mi madre sonriente de una forma impresionante.- Qué bien que hayas llegado a casa a tiempo.- Dijo de forma que me lo agradecía.
- Cuanto tiempo, Lia. ¿Todo bien?- Me saludó de forma amistosa.
- Bien.-Dije yo, en cambio, secamente.

Entonces ellos entraron a casa cerrando yo la puerta después de ellos.

- Necesitaba comentarte algo, Lia. ¿Podríamos hablar?- Me preguntó educadamente.
- Claro, por eso estoy aquí.- Sonreí forzadamente.

No me apetecía para nada estar en esa situación, yo tan solo quería subir a mi habitación, poner mi ipod en marcha y que volviera a sonar "So small" haciéndome perder en mis pensamientos.
Mi madre salió del salón diciéndo que iba a preparar unas tazas de café.

- Yo no quiero, gracias mamá.- Dije yo negándome a ingerir cafeína que me hiciera poner más de los nervios.
- De acuerdo.-Terminó diciendo ella desapareciendo por la puerta.

David y yo nos sentamos en el sofá, mientras yo esperaba que empezase a hablar.

- Vamos a ver...-Inció.- Tu madre ya lleva más de un mes yendo conmigo en terapia, así que he podido observarla y ver sus avances. Ella...es decir...-No sabía por dónde empezar.- su grado de depresión es uno bastante leve y...
- ¿Perdón? ¿Has dicho leve? -Pregunté sorprendida.- Por eso su intento de suicidarse, ¿No? Porque tan solo es una "depresión leve"- No entendía a David, ¿cómo podía llegar a pensar que era leve su depresión?
- Lia, tienes que dejar hablarme antes de reaccionar de esta manera, por favor.- Pidió.- Repito, la depresión de tu madre no es muy grave, ha pasado unos episodios de su vida duros, por eso se encuentra de esta forma, lo que ella necesita hacer ahora es volver a abrirse al mundo, en cuanto a...
- Abrirse al mundo...- Murmuré yo.- ¿Eso es lo que estás intentando hacer tú? ¿Quedando con ella por fin de año o jugando con sus sentimientos?
- Yo no estoy intentando hacer nada. Si quedé con ella por fin de año es porque me apetecía, no hay otra razón, pero lo que yo te estaba diciendo es que...
- ¿Te apetecía?- Volvía a empezar a actuar de esa forma tan tajante con la que me comportaba cuando no estaba cómoda con lo que pasaba a mi alrededor, y lo peor es que estaba pagándolo todo con David, que no tenía la culpa de nada.- ¿Solo te apetece con ella o con todos los otros de tus pacientes?
- Lia, creo que te estas empezando a pasar...- Me advirtió él.
- Pues yo creo que tu también, si no quieres nada con mi madre déjala y no juegues con ella. Mi madre ha sido siempre muy enamoradiza y puede que ahora gracias a tu soporte haya empezado a sentir algo por ti, así que ten cuidado con lo que haces con ella porque...
- No juego a nada con ella.- Me respondió con un tono duro.- Conocía a tu madre del insituto y, entonces, estaba enamorado de ella, pero ella no se había dado cuenta de eso y se enamoró de tu padre, casándose después de unos años juntos. Yo lo pasé mal, pero con el tiempo lo superé y creé mi familia, aunque ahora ya no estoy con nadie, por eso no pienso desaprovechar mi oportunidad.- Me miró seriamente.- No pienso volver a dejarla escapar ahora que me he dado cuenta que es el amor de mi vida.- Acabó diciéndome.

Yo me quedé sin palabras. Él lo estaba arriscándolo todo por mi madre, por sus sentimientos, algo que debería haber hecho en el pasado y que se ha dado cuenta ahora. Si yo dejara escapar esta oportunidad con Ángel...¿Volvería a tener otra en algún futuro como David? Sus palabras me llegaron dentro haciéndome reflexionar sobre todo lo que había pasado.

- Lia, ¿Podemos seguir?- Volvió a recuperar la misma actitud del principio.
- Claro.- Dije con el tono más firme que me salió.
- Como te decía el intento de suicidio de Clara, fue un momento de debilidad, créeme cuando te lo digo, he estado hablándolo con tu madre en la terapia y he llegado a la conclusión de esto. Muchas personas pasan malos momentos y hacen locuras que no harían nunca si estuvieran en una situación normal, eso es lo que le pasó a tu madre así que si te digo que ella está mejor y que terminará pronto de terapia lo digo de verdad, es solo una depresión leve.

Asentí, después de esta charla me despedí de él y se lo agracedí de veras, poco después escuché como él y mi madre se despedían y volvía a sentirme confusa por todo lo pasado ese día.





CAPÍTULO 18


Al día siguiente me levanté más temprano de lo normal así que me tomé mi tiempo para darme una ducha relajante antes de salir de casa y encaminarme hacia el instituto. Antes de salir fui a la habitación de mi madre para despedirme de ella.
Asomé la cabeza por la puerta.

- Me voy ya mamá, nos vemos más tarde.- Le dije con una sonrisa.
- Espera, Lia- Me pidió- ¿podrías contarme de qué hablaste con David?
- Bueno, no tengo demasiado tiempo para contártelo...-No pretendía contarle la declaración que me dijo David, eso era una cosa entre él y mi madre.- pero si te sirve dijo que todo está yendo genial y que pronto terminarás tu terapia, es un resumen de todo. Pero mamá tengo que marcharme que al final llegaré tarde.- Me excusé.- Hasta luego.- Acabé despidiéndome.
- ¡Adiós! Ve con cuidado.- Me contestó.

Bajé las escaleras a gran velocidad y me dirigí a mi apreciado coche. Después de haberme levantado más temprano acabaría llegando tarde.

Llegué justo a tiempo. Al entrar por la puerta estaba sonando el timbre así que tampoco pude pasar por la taquilla, aunque tenía la suerte que ya llevaba el libro de literatura necesario para esa hora.

Durante el resto de las clases seguí dándole vueltas al tema que llevaba rondando en mi cabeza lo que parecía una eternidad cuando en realidad tan solo habían pasado días. Y, encima, se le había sumado lo que me había dicho ayer David. 

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Al sonar el timbre que señalaba el final de clases de ese día, recogí mis cosas y salí rápidamente para ir a esperar a Carol, seguramente nos iríamos a comer juntas antes de ir a trabajar. Pero cuando salí por la puerta del instituto mi mirada no podía dejar de fijarse en una única persona que había en la zona de aparcamiento: Ángel.
 Mi respiración, junto a mi corazón, se aceleró automáticamente. ¿Qué hacía él allí? ¿Era yo la causa de su visita? No, aparté esa idea tan egocéntrica de mi cabeza.
 Caminé decididamente hacia mi coche sin pensar en Carol, ya le enviaría un mensaje, en ese momento tan solo quería evitar a ese chico, lo que fue inevitable ya que cerca de donde él se posicionaba estaba mi coche.

- Hola.-Dijo bajito cuando yo estaba abriendo la puerta de mi coche.
- Hola.- Contesté de la misma forma.
- ¿No esperas a Carol para ir a comer?- Me preguntó.
- No, la verdad me duele la cabeza y me voy a casa a descansar.-Mentí, quería esquivarlo.

Él asintió.

- Si te encuentras mal no hace falta que vayas a trabajar.- Me aconsejó.
- Claro, aunque seguramente vendré igualmente.- Acabé diciendo cortante.

Estaba a punto de subirme al coche cuando tuve una duda.

- ¿Cómo es que estás aquí, tú?- Pregunté, mi curiosidad fue más grande que mi precaución.
- Estaba esperando a Carol para hablar de una cosa con ella.- Respondió sin mirarme.
- Oh.- Solo fui capaz de hacer salir de mi boca eso.- Bueno... Yo...-Tragué saliva sintiéndome incómoda.- Será mejor que me vaya.
- Natalia.- Me llamó por mi nombre entero haciéndome sentir como gelatina. Le miré con los latidos de mi corazón retumbando en mis propios oídos. Se acercó a donde yo estaba dejando entre nosotros una distancia prudencial.- Yo... No puedo dejarte más tiempo, lo siento, es solo que... No aguanto estar en esta situación.- Se sinceró.- Por favor, yo...
- Lo siento, yo sí necesito más tiempo.- Notaba cómo muchas de las miradas de las personas que estaban rondando por allí en el instituto se fijaban en nosotros. Normal, el atractivo de Ángel era tan cautivador que llamaba la atención de todos quién pasaran por allí.

Él dejó salir un gran suspiro y se giró yéndose de allí.

Yo cerré los ojos sin poder aguantar las ganas de chillar y llorar a la vez. ¿Qué era lo que pasaba conmigo? Había desaprovechado una oportunidad que tenía para aclararlo todo. Mi boca actuando antes que pudiera reaccionar y rectificar lo hecho.

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Fui a casa para comer, pero no encontré mi madre. Se me fue raro, pero no le di importancia, me la imaginé comiendo con David. La verdad, es que las palabras de David, aunque él no lo supiera, me habían acabado de hacer ver lo que en realidad había querido y sabido, en el fondo, desde un primer momento.

En casa me preparé pizza, aunque no me la comería toda, nunca conseguía comérmela entera. 
Poco después de haber quedado llena, miré un rato la televisión aunque era como si no la mirase, estaba ensimismada con mis pensamientos, otra vez. En realidad, de darle tantas vueltas al mismo tema, si había cogido un poco de dolor de cabeza, como le había dicho a Ángel.

A las tres y media ya estaba lista para ir al trabajo así que cogí otra vez mi peugeot y me fui para allí. 

Cuando crucé la puerta de la tienda me encontré con la mirada fija en mí de Jose.

- Hola.- Dije ofreciéndole una sonrisa.
- Parece que llegas un poco tarde, nena.- Rodé los ojos.
- Ya sabes lo difícil que es encontrar aparcamiento aquí.- Le contesté.
- ¡Cómo no saberlo, siempre te estas quejando de ello!- Me sonrió, también, dejándome ver la blancura de sus dientes.
- ¿Está Carol?- Pregunté cambiando de tema.
- Sí, pero si quieres saber dónde está tendrás que darme un beso.- Me guiñó un ojo siguiendo la broma que había empezado el mismo.
- ¡En tus sueños!- Exclamé.
- ¡Oh! Claro, en mis sueños claro que lo haces, ¿Quieres saber qué más haces allí?- Subió y bajó las cejas varias veces haciéndose el interesante.
- Eh...  No, no quiero saberlo.- Contesté divertida.-  Voy a la trastienda, donde seguramente también se encuentra Carol.- Le guiñé, esta vez yo, el ojo.
- Chica lista.- Acabó diciéndome.

Crucé la puerta para ir a la trastienda.

- Jose está de acuerdo ahora necesito que tú...-Escuché la voz de Ángel hablar en cuanto entré a la estancia.

Allí se encontraban Carol y Ángel hablando, que pararon de conversar cuando me vieron.

- Hola, Lia.- Dijo disimuladamente Carol.

Yo  apreté la mandíbula e intenté actuar de forma normal aunque ya me imaginaba de qué tema estaban hablando.

- Hola.- Dije cortante.

Rápidamente me puse el delantal para salir de allí.

- Voy a fuera a ver si Jose necesita ayuda con algo.- Dije excusándome mientras salía.

Cuando estuve fuera de allí pude volver a respirar con calma, ¿Se pensaban que era idiota y no me había fijado en que cuando entré se callaron de repente? ¿Creían que no sabía que hablaban de algo relacionado conmigo? Volví a echar otro suspiro.

- ¡Eh! Dos suspiros seguidos...- Comentó Jose.- O estás intentando llamar mi atención o estás realmente mal.- Habló con un tono no tan de broma.
- Supongo que  es la segunda opción.- Murmuré.
- ¿Se puede saber el motivo?- Preguntó curioso.

Yo le eché una mirada dejando lo evidente que era mi motivo de estar de esa forma.

- Lia, sé que no nos conocemos demasiado pero...- Frunció el ceño preocupado.- ¿No crees que debéis hablarlo?
- ¡Sí! Lo sé- Me quejé yo.- Pero cada vez que lo intentamos lo estropeo todo, no soy capaz de terminar de hablar con él sin decir una cosa que no pienso, yo...- Estaba ofuscada.
- Natalia...-En cuanto oí  mi nombre completo desde su boca le miré de forma de advertencia.- Vale, Lia. ¿Estás segura de lo que quieres?- Me miró fijamente.
- Yo...- Inspiré fuertemente.- Uno nunca está seguro de nada cuando tiene que tomar una decisión, pero ayer tuve una conversa con alguien que... Me hizo ver que una vez dejó escapar alguien quien quería y ahora tiene la oportunidad de recuperarla. Yo solo... Espero no fastidiarla por si no vuelvo a tener ninguna oportunidad. Pero al mismo tiempo tengo el miedo de tomar esta oportunidad y cagarla ahora.
- Como ya has dicho uno siempre duda antes de decidir algo, pero piénsatelo bien si no estás segura, pero si empiezas a verlo claro... No le des más vueltas, ve para adelante.- Me animó.

Asentí varias veces seguidas con la cabeza y me acerqué a él abrazándolo. Jose se había convertido en un gran apoyo. Desde que nos tiramos harina encima nuestra relación se había estrechado, me sentía bien al estar con él.
Cuando estábamos empezando a separarnos de ese abrazo confortador la puerta de la trastienda se abrió y vimos a Ángel allí parado. Él apretó la mandíbula y pasó por nuestro lado saliendo de la tienda dando un portazo al marcharse. 

- Lo siento, Lia.- Se disculpó Jose.
- No tienes que hacerlo. No has hecho nada mal.- Dije yo.
- ¿Y Ángel?- Preguntó Carol saliendo también de la trastienda.
- Se ha ido.- Le contestó Jose.
- ¿Qué?- Dijo confusa.- Pero teníamos que...-Miró a Jose.- Eh... Da igual.-Me miró dejándome, entonces, confundida a mí.










CONTINUARÁ....Con el capítulo final ;)
Espero de verdad que hayáis disfrutado cada instante de esta maratón ya que el próximo día que suba os traeré el capítulo final.
Deseo con todas mis ganas que os haya gustado esta novela, aunque os traigo buenas notícias... ¡Pronto subiré otra! ^^ Se llamará "Me hacen gracia los guiris" Sé que es un poco extraño el título, pero espero que si la subo la leáis :3
Gracias por el apoyo y nos vemos... en el último capítulo de "Between sugar en love"



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