domingo, 28 de abril de 2013

Me hacen gracia los guiris 2

CAPÍTULO 2


- ¡Laura! ¿Qué pasa?- Pregunta exasperado.

Intento recuperar la cordura y empiezo a dejar de reír.

- Nada...- digo aún medio riendo.- Es solo que...- me pienso lo que voy a decir.- Digamos que... Me hacen gracia los guiris.

Se me vuelve a escapar una pequeña risita y veo en la mirada de Pablo que no está de acuerdo conmigo y, antes de que pueda decirlo, yo ya sé lo que está pensando de mí.

- Estás loca.- Acaba juzgándome.
- Vale, vale...- Murmuro manteniendo mi estado de buen humor.- No te ofendas venga, que ya sabes que siempre me harás más gracia tú.

Veo que por su cara se empieza a asomar una pequeña sonrisita.

- Sabes que no es eso,- Hace referencia a lo que yo he dicho.- nadie, nunca, podrá quitarme el don de hacerte reír en todo momento. Algo como aquello,- Mueve la cabeza señalando, otra vez, con la barbilla, el chico ese que viste peculiar.- no podrá hacerme sentir amenazado. Pero ¿Tú lo has visto bien?
- Sí.- Digo con un tono cansado.- Pero ¿Qué te importa a ti como vista?
- Simplemente, cada vez que veo cosas así no lo aguanto, ¿No ve que así no atrae a la gente?
- Por lo que veo a ti si te ha atraído, no por bien pero... Le estás dedicando toda la importancia del mundo.
- Argh...-Protesta.- Vale dejémoslo estar.- Pide él, a lo que yo no pongo ninguna pega, porque desde hace rato que me he empezado a cansar de este tema.- ¿Has visto ese tío de allí?- Ya ha cambiado de tema y pone una cara de... Picarón.
- Pablo, estoy cansada, me voy a casa.- Le anuncio a Pablo, quien parece que se le acaban de renovar todas las energías.
- Espera- Me dice cuando tan solo he hecho dos pasos.- me voy contigo.- Viene a un paso acelerado y me atrapa.- En serio, Laura, antes de marchar tienes que ver a ese tío, está...- Dice dejando al aire la frase sin terminar. A mí, que soy muy cotilla, ya me ha dejado con curiosidad.
- Vamos a ver, ahora ¿cuál de ellos quieres criticar?- Le pregunto con burla.
- Criticar, lo que se dice criticar creo que no.- Paramos de caminar y sigo la mira de Pablo para ver a quién está observando con tanta... ¿Adoración?

Me fijo bien y veo que es el mismo chico que he visto antes. Tiene la piel bastante pálida, cosa que aún resalta más con su conjunto negro.

- Es...-Dice ensimismado.- perfecto.- Se me escapa la risa otra vez.
- ¿Quieres un babero, ahora?
- Ja ja ja, mira qué amiga tan graciosa tengo...-Rueda los ojos.- Pero, fíjate, lo que es más increíble aún es que el señor Perfecto es amigo de la Cosa esa.
- Vaaaale... Hora de irse, Pablo.- Le digo.- Ya vuelves con el mismo tema.- Sueno un poco fastidiada.- Venga deja a estos guiris y marchémonos.

El me asiente y juntos salimos del hotel y empezamos a caminar por las calles.

- Mañana vendrás a tomar con Clara y yo esa copa que me ha prometido, ¿verdad?- me pregunta.
- No creo, pasado mañana tengo examen y no puedo suspenderlo.- le comento excusándome.
- Casi nunca sales, Laura. Siempre está la universidad antes que tus amigos.- Protesta él.
- Pero...- Dejo salir un suspiro.- Sabes que me tomo muy en serio la universidad y no quiero que por tonterías como salir un día antes de un examen suspenda.
- Lo sé, lo sé...- Me mira arrugando la frente.- Es solo que soy tú mejor amigo y por eso te pido un poco de protagonismo, que parece que en tú cabeza solo haya espacio para la universidad y no para mí. ¡Venga! Ven un rato con nosotros, mañana.

Tiene razón. Muy pocas veces, desde que lo conozco he salido con todo el grupo, creo que tan solo han sido un par de veces. Dejo escapar un pequeño suspiro.

- Como quieras...- Acabo diciendo.- Pero antes de las diez me iré a casa.
- ¡Dios!- Exclama él.- No tienes remedio...
- Supongo que no.- Bajo los hombros.- Nos vemos mañana Pablo.- Me despido de él, que tiene que ir a la estación a coger un tren para ir a casa, mientras yo sigo el camino hacia la mía.
- Hasta mañana.- Me dice mientras también se despide de mí con la mano.

El camino hacia casa es un poco frío, pero a los cinco minutos llego a la entrada. Abro la puerta con las llaves y empiezo a subir las escaleras. Parece que haya pasado una eternidad cuando por fin llego al tercer piso, en el que me dirijo hacia la puerta C y la abro. 
Allí dentro me espera Ren, mi pequeña gatita persa de color negro. Ren desde que me fui de casa ha estado conmigo y es la única que está siempre esperándome por los mimos, aunque no sé muy bien para quién van dirigidos esos mimos, si para ella o para mí, ya que Ren está todo el rato encima de mi falda y me lo agradece tanto como yo le agradezco su compañía. Creo que esta gata es lo único que me ha estado manteniendo en buen carril, aparte de Pablo y, también creo que la acabé llamando así porque significa perduración, haciéndome pensar así que perdurará siempre a mi lado, sin volverme a quedar sola... Otra vez.

Después de calentarme en el microondas un plato de arroz que he sacado del congelador, me siento en el sofá y automáticamente Ren se sube encima de mi oliendo el plato que llevo en las manos, pero a los pocos segundos deja de mostrar interés en él y empieza a ronronear mientras se hace un hueco entre mis piernas. Enciendo el televisor, no hacen nada especial, tan solo me fijo que en Disney channel están haciendo una película. ¿Por qué todo no podrá ser tan fácil como en estas películas? Siempre es lo mismo, un/a chico/a como protagonista, tiene un problema, todo va mal y entonces... ¡Arte de magia! todo se soluciona y final feliz. La vida real está llena de injusticias y sin finales felices y películas así solo te muestran una falsa dirección de la vida. Te muestran cosas imposibles, irreales. ¿Cómo todo en esta vida puede llegar a resultar tan fácil como en las películas Disney? 
Después de estar todo este rato comiéndome la cabeza apago la televisión y me levanto haciendo refunfuñar a Ren por haberla despertado de su tranquila siesta.
Lavo el plato que he ensuciado al comer y me voy a mi pequeña habitación, allí me pongo el pijama y me meto en la cama. Tan solo son las nueve y media, pero ¿Qué más puedo hacer? Cojo mis apuntes de la Universidad y estudio un poco.
Antes de que sean las once ya se me están empezando a cerrar los ojos del cansancio así que apago la luz de la mesita de noche y me pongo a dormir.

**********

Estoy saliendo de la universidad, son las dos y media tengo tan solo una hora y media para comer e irme a trabajar al hotel.
Cuando cruzo la puerta principal del edificio mis ojos se desvían hacia alguien. Vuelve a ser él. El chico ese del hotel, junto a otros chicos y chicas, seguramente son los del Erasmus que, por mala suerte mía, por lo que se ve, estudiarán en la misma universidad que yo.
Paso apresurada junto a su grupo y mis ojos, otra vez, se quedan mirando fijamente a otro chico, el de los conjuntos de ropa... peculiares y, creo que si Pablo, hoy, le hubiese visto, se hubiera sacado los ojos para no verlo. Destacaba entre la multitud a más no poder, iba todo de color amarillo, los pantalones, la camiseta, los zapatos de un color marrón amarillado... ¡Hasta llevaba un pañuelo en el cuello del mismo color! Verdaderamente, este chico sabe como sorprender y llamar la atención de la gente.
Voy rápidamente hacia la estación del metro, ya que si me entretengo más rato observándoles me harán perder tiempo haciéndome llegar tarde a trabajar.
Cuando ya los he pasado, empiezo a rebuscar en mi bolsa el billete para poder pasarlo, mientras voy buscando noto que alguien a mi lado me habla.

- Hola, guapa.- Levanto la mirada para ver quién es, al verlo y reconocerlo me quedo sorprendida, es el mismo guiri de ayer en el hotel que captó toda mi atención igual que había pasado hacía unos minutos atrás. Pero no estoy de humor para seguirle el juego.
- Adiós.- Digo cortante.
- No soy de aquí, pero creo que eso no ha sido un saludo.- Vuelve a hablarme marcando más aún su acento británico.
- Bien, de idiomas vas bien, pero de indirectas creo que no.- Vuelvo a hablar cortante y borde al ponerme más nerviosa con su mirada verde-azulada encima mío mientras sigo sin encontrar el billete.
- ¡Hey! No me habían dicho que las chicas de aquí fuerais tan cortantes.- Se queja el guiri.
- Ni a mí que los  guiris fueseis tan pedantes.- Le devuelvo la crítica.

Veo que él divertido sonríe de lado, lo que me sorprende. De lejos se oye a alguien que habla alto.

- C'mon Simon, we gotta go in class. (Vamos Simon, tenemos que ir a clase)

Noto que estas palabras van dirigidas al guiri de mí delante.

- Start going. I'll be with you in a minute. (Empezad a ir, yo estaré con vosotros en un minuto)- Volvió a dedicar toda la atención en mí.- ¿Cómo te llamas?
- No tengo tiempo para ti, tengo prisa.- Me excusé al reemprender la marcha hacia la estación.
- Sé donde estudias, no librarte de mí fácilmente.- Se me escapa una risa, parece que hable indio.
- Se dice: No te librarás de mí fácilmente.- Le corrijo divertida.
- No hace falta que me lo pidas, no te librarás fácilmente de mí.- Dice con una sonrisa triunfante.

Yo quedo estupefacta, me doy cuenta que lo ha dicho mal queriendo, quería que le corrigiera.

**********

Definitivamente voy tarde. Antes, al entretenerme con el guiri, que creo que se llama Simon, he perdido el metro y eso me ha hecho ir tarde. Son casi las cuatro cuando entro por la puerta del hotel y me voy como un rayo hacia los vestuarios. Me cambio rápidamente, sin preocuparme como dejo la ropa dentro de mí taquilla y mientras salgo por la puerta y me estoy colocando el pañuelo azul que tanto odio, choco con Pablo.

- ¡Joder, Laura! Respira un poco, que vas revolucionada.- Protesta él.
- Lo siento es que voy tarde.- Me disculpo yo respirando aceleradamente al haber ido con tantas prisas.
- Tranquilízate, solo son las cuatro y tres minutos.- Me calma él.

Le asiento con la cabeza y me voy directa a la silla vacía que me espera en recepción.

- Hola Laura.- Dice Clara con una enorme sonrisa.
- Hola.- Intento disimular mi estrés.
- Ya me ha dicho Pablo que hoy te vienes con nosotros, eeh.- Me comenta.
- ¿Qué?- Digo confundida. Pero a los segundos caigo en lo que me está diciendo.- ¡Oh! Sí, claro, pero no creo que me quede mucho rato, mañana tengo exámen. Lo siento.
- Bueno, nos lo pasaremos bien igualmente, lo bueno es desconectar un rato. Yo tampoco creo que me quede mucho rato, hoy Nacho trabaja de noche y no puedo dejar a Marina sola en casa.- Me explica ella.

Clara tiene veintiocho años y Marina es su hija de cuatro meses. Hace dos años se casó con Nacho y ahora han tenido a una hermosa niña de pelo rubio y unos ojos azules preciosos. Estoy segura que será la viva imagen de su madre que también es rubia de ojos azules.

- Claro, ante todo Marina. ¿Por cierto cómo está esa preciosura?- Le pregunto.
- Ella perfectamente, somos Nacho y yo que no. Hay noches que ni pegamos ojo.- Comenta un poco cansada.- Pero luego, se te olvida al verla por la mañana con esos ojitos inocentes y tan brillantes.- Sigue hablando con cariño.

Alguien rompe la conversación que estamos teniendo Clara y yo al preguntar:

- What I have to do with the key of my room while I go out? (¿Qué tengo que hacer con la llave de mi habitación mientras yo salgo?)- Levanto la mirada y me encuentro con Simon. ¡Qué casualidad! Murmuro para mis adentros con ironía.
- Lo mismo que has hecho esta mañana para ir a la universidad.- Contesto secamente.
- Hey, no te he conocido de espaldas. ¿Quieres venirte conmigo y mis amigos?- Me pregunta cambiando el tono.
- Contigo- Empiezo diciendo.- no voy ni a la esquina. ¿Queda claro?- Sigo con mi fase cortante.
- Entiendo, sería demasiado difícil para ti aguantar toda la tensión que nos rodea, ¿verdad?- Sigue él manteniendo la compostura y una sonrisa triunfante que me hace enfurecer.
- ¿Pero de qué hablas? ¿Qué tensión?- Pregunto un poco asqueada.
- La tensión sexual que hay entre nosotros.- Mueve las cejas intentándolo hacer parecer como la cosa más evidente.

Antes de contestarle noto como a Clara se le escapa una pequeña risa.

- Parece que alguien tiene un acosador...- Murmura divertida ella.
- Tú- Lo señalo yo con el dedo.- Te lo diré en tu idioma para ver si me entiendes: Forget me, leave me. And one more thing... Here there's no any sexual tension, ok? (Olvídate de mí, déjame. Y una cosa más... Aquí no hay ningún tipo de tensión sexual, ¿vale?)

Veo cómo él ensancha la sonrisa y da media vuelta para irse junto a sus amigos.

- Good bye, babe. See you soon, fortunately (Adiós, cariño. Hasta pronto, por suerte)- Dice mientras gira un poco la cabeza para decirme estas palabras.






Contiuará...
Gracias por seguir leyendo esta nueva novela, os lo agradezco mucho. Sé que he tardado un poco en subir el segundo capítulo, pero esta última semana he tenido exámenes y la que viene también tengo un par más, así que se me hace difícil ir subiendo, pero intentaré subiros otro en cuanto tengo un poco de tiempo, prometido.
Nada más que decir, que muchísimas gracias por leerme y un abrazote muy fuerte :3

lunes, 22 de abril de 2013

Me hacen gracia los guiris 1



CAPÍTULO 1

Estoy concentrada observando en la pantalla del ordenador qué habitaciones de las que quedan libres pueden gustar a esta madame que tengo delante de mí y que va con aires de superior. ¡Qué asco de gente! Decenas de personas como ella las veo diariamente. Odio que se crean los mejores y puedan pedir las cosas con el tono y de la forma que quieran. Pero mi trabajo impide que saque mi carácter, así que sonrío, la miro y digo:

- Estoy segura que la habitación 438 le va a encantar, tiene unas vistas preciosas del pueblo y está de cara al río Ter. Seguro que le gusta.- digo con falsa amabilidad.
- ¡Oh! Estoy seguro que me encantaría, pero prefiero que mi habitación no esté de cara al río, es que seguramente por la ventana entraran males olores y... ¿Podría ser otra habitación?- dice empequeñeciendo los ojos e inclinando un poco la cabeza hacia un lado.

"¡Claro madame! Y si quiere también le viento con una hoja de palmera... ¿Pero quién se cree?" Pienso yo...
Estoy a punto de sacar la peor cara de mí pero veo a Pablo, quien pasa por detrás de esta señora, que me echa una mirada de advertencia para que me controle, así que haciéndole caso suspiro silenciosamente y vuelvo a mirar al ordenador.

- Está de suerte, tengo otra habitación, al lado opuesto del hotel, en el que no le subirá por la ventana ningún olor del río. Es la 421,  ¿Le parece bien?- Acabo diciendo con una sonrisa.
- Perfecto.- Me devuelve la sonrisa.

Entonces me levanto de mi silla y me giro para coger, de los estantes, la tarjeta que abre la puerta de la habitación de esta mujer. Cuando me giro vuelvo a sonreírle y se la entrego.

- Gracias, espero que pase usted un buen fin de semana y si necesita cualquier cosa, con el teléfono de la habitación, pulse el número uno y le atenderemos.- Digo recitando la frase casi inconscientemente, ya que desde hace cuatro meses y medio que trabajo aquí, cada vez que viene un nuevo alojado, tengo que decirla.

La madame, que va con aires de superior, parece verdaderamente agradecida y me sonríe de forma sincera.

- Si quiere, ese mozo de los botones puede acompañarla a su habitación y llevarle las maletas.- Digo señalando a Pablo.

Él, que ya nos estaba observando, sonríe graciosamente y me guiña un ojo. 

La mujer me asiente con la cabeza y se gira en dirección a Pablo. Veo que juntos desparecen dentro del ascensor que va subiendo al 4º piso.

**********

Poco después de atender a esta mujer y contestar un par de llamadas veo que ya son las ocho. "Hora de retirarse" pienso alegre, después de que termine esta larga jornada de trabajo que, en realidad, tampoco es muy larga, trabajo a medio tiempo, así que solo han sido cuatro horas, pero cuatro horas después de pasar toda la mañana en la universidad. Realmente estoy agotada.
Me voy en dirección a los vestuarios de los empleados y allí me quito el pañuelo de color azul, que tanto me molesta llevarlo al cuello, y me cambio las faldas y la camisa, que llevo para trabajar, por mis queridos y cómodos tejanos y una sudadera, para abrigarme.
Cuando estoy saliendo del vestuario me encuentro con Pablo.

- Parece que hoy alguien lleva un mal día... eh...- Comenta él.
- No lo dirás por mí, ¿Verdad?- Digo echándole una mirada penetrante para intimidarle.
- Claro que no.- Se le escapa una sonrisa.- Si lo dijera por ti, hubiera dicho que hoy, cómo siempre, alguien tiene otro mal día.- Se le ensancha la sonrisa.

Yo noto como mi boca adquiere la forma de "o" a causa de lo que ha dicho y fingiendo estar dolida me llevo una mano al corazón.

- Venga mujer, si ya sabes que lo digo en broma.- Dice manteniendo la misma sonrisa del principio.
- Ya... Claro...- Acabo diciendo mientras ruedo los ojos.
- Nos vemos mañana peque.- Entonces me coge de la cara y me da un beso en la mejilla.

Yo intentando impedírselo me aparto y, esta vez, finjo enfado.

- Que sea la última vez que me llamas "peque"- Digo haciendo las comillas con mis dedos.- Sabes que no me gusta.- Le digo amenazante apuntándolo con un dedo.

Él levanta los brazos en señal de rendición, entonces yo aprovecho para caminar hacia la puerta de salida, pero cuando estoy justo en su lado le devuelvo el beso en la mejilla, mientras le doy un golpecito en el culo.

Pablo, desde el día que empecé a trabajar, se ha convertido en mi mejor amigo, es genial estar junto a él, podemos pasarnos horas juntos sin darnos cuenta de lo tarde que es. Tengo que decir que Pablo es muy, pero que muy atractivo, tiene unos preciosos ojos azules que resaltan en su cara al ser tan pálido de piel y  tener el cabello negro, creo que si no supiese que es gay, cada vez que lo viera, echaría un suspiro de admiración.

- ¡Eh, Laura!- Me llama Pablo, cuando ya estoy abriendo la puerta para salir.- Te quiero.- Dice torciendo la boca en otra de sus hermosas sonrisas.
- Y ¿Quién no me quiere?- Digo divertida con falso egocentrismo.

Entonces, mientras veo por última vez la sonrisa de Pablo, cierro la puerta mientras salgo hacia el vestíbulo del hotel.

Cuando me giro para dirigirme a la salida veo mucha gente acumulada en recepción. Miro que no esté lloviendo fuera, para comprobar si estas personas han entrado para refugiarse de la lluvia, pero no, el cielo está despejado.
Al volver a mirar en recepción veo a Clara sola, un poco estresada, delante de tanta gente e intentando mantener los papeles.
Un poco extrañada y preocupada por la situación que mi amiga está viviendo, me acerco a ella y le pregunto:

- Clara, ¿Necesitas ayuda?- Digo mirándola interrogante, pero ella, concentrada en el trabajo, no me ha oído y sigue atabalada de un lado a otro.- Clara- Digo enfatizando cada sílaba de su nombre para que me preste atención y, como resultado, veo que levanta la cabeza y me observa con cara apurada.- ¿Qué es tanta gente?
- Laura, por favor- Dice arrugando la frente a causa de todo el estrés por el que está envuelta.- ayúdame, no sé qué tengo qué hacer, el ordenador se ha vuelto loco y este grupo universitario me pide que le entregue las llaves de cada una de sus habitaciones y...
- Para.- Le ordeno.- Respira y relájate, así solo conseguirás que te dé un ataque.- Espero ver que ya se haya recuperado de este momento y sigo hablando.- Vamos a ver, ¿Qué problema tienes con el ordenador?
- ¡No lo sé! Es lo que llevo intentando averiguar desde el principio y...- Niega con la cabeza en señal de desesperación.- Se me ha bloqueado la entrada y no puedo acceder a ver las dadas del hotel.

Me quedo mirándola un par de segundos y, después, observo la pantalla del ordenador, es verdad, tiene bloqueada la entrada.

- Mmm...- Murmuro pensativa.

Cuando ya estoy a punto de rendirme y decirle a Clara que no sé qué hacer, la solución pasa por delante de mis ojos.

- ¡Pablo!- Lo llamo mientras lo veo pasar por delante de este grupo de... Universitarios, creo que ha dicho Clara.- ¿Puedes venir un segundo de nada?- Pido al mismo tiempo que he juntado las manos delante de mi cara para exagerar aún más mi suplica.

Él rueda los ojos y da la vuelta para venir a encontrarnos donde estamos Clara y yo.

- ¿Qué ha pasado para que necesitáis la ayuda de Superman?- Dice refiriéndose a sí mismo con eso de "Superman".
- Míralo por ti mismo.- Digo haciendo un gesto con la cabeza señalando la pantalla del ordenador.

Pablo, sin decir nada más, se sienta en la silla y empieza a teclear concentrado. A los pocos segundos, se vuelve a levantar con otra de sus sonrisas.

- ¡Hecho! Me debéis una chicas.- Nos dice subiendo y bajando las cejas de forma interesante.
- ¿Qué había pasado?- Pregunta curiosa, esta vez, Clara.
- Supongo que como has estado por baja de maternidad te habían suspendido la cuenta, pero ahora ya está solucionado.- Nos ofrece una explicación Pablo.
- Muchísimas gracias, Pablo.- Dice después de haber echado un suspiro de alivio.
- No me lo agradezcas, mañana, al salir, invítame a una copa.- Le contesta, así aprovechándose de la situación.
- Trato hecho.- Asiente con la cabeza ella.

Yo, al sentirme ya un poco excluida de los tratos que se llevan entre ellos dos decido irme ya.

- Bueno, chicos, voy para casa. Ahora ya sabrás arreglártelas tú sola, ¿No?- Pregunto a Clara.
- ¡Claro! Gracias, chicos. Mañana nos vemos.- Nos acaba diciendo mientras vuelve a centrarse en su trabajo y poder atender a estos universitarios.
- ¡Qué te vaya bien!- Le digo esperando que no vuelva a tener otro incidente más.
- ¡Hasta mañana Clara!- Se despide Pablo.

Él y yo salimos de la recepción y pasamos por el lado del grupo que atiende Clara. Al caminar por su lado Pablo, siento que, dice:

- ¡Madre mía!- Exclama con los ojos bien abiertos.

Yo alzo una ceja en señal de interrogación ya que no sé a qué se refiere.

- Dime que lo que veo no es cierto.- Sigue diciendo, esta vez, negando la cabeza con indignación.
- ¿El qué?- Ya exclamo un poco desesperada para saber qué le ha afectado tanto a mi amigo.
- Allí.- Dice haciendo un gesto sutil con su barbilla para que mire en una dirección.

Yo sigo su mirada y el lugar que me ha indicado y solo puedo fijar mi mirada a un chico, con el pelo castaño y una sonrisa hermosa, mostrando los dientes perfectamente blancos y brillantes de anuncio, que resalta junto a su conjunto de ropa toda negra. Me fijo que está haciendo idioteces con alguno de sus compañeros pero yo no puedo observar nada más que no sea él. Su risa, aunque estoy un poco lejos, puedo oírla, es tan melodiosa... Mis oídos la adoran.
Cuando ya creo que después de ver a esta hermosa criatura me dará un ataque al corazón, Pablo me despierta de mi ensimismamiento y me coge de la cara mientras hace que dirija la mirada a otro sitio mientras dice:

- Él no. El otro.- Sigue hablando con un tono impresionado.

Observo bien el chico que me ha señalado; lleva unos pantalones un poco... feos, son de un color marrón anaranjado bastante chillón junto a una camisa, de un color azul... indefinible, con pequeños dibujos de unos barquitos de color también azulado más claro. Quedo un poco alucinada, sí que va extravagante este chico, pero cada uno tiene su estilo y no se le puede juzgar. A decir verdad, este chico parece único, (¡Cómo para no serlo al vestir así!) y también demuestra que él no sigue la moda, demuestra tal y cómo es, dándonos a nosotros la opción de prejuzgarlo, tal y como lo ha hecho Pablo.

- ¿Qué le pasa?- Digo yo disimulando mi sorpresa al verlo vestido de esa forma.
- ¡¿Cómo que qué...?!- Empieza diciendo con un tono de voz demasiado alto, que hace que muchas de las miradas de la gente que hay allí se fije en nosotros, pero cuando Pablo se da cuenta de ello, vuelve a bajar el volumen.- ¿Cómo que qué le pasa?- Termina preguntándome atónito.- Laura, este chico hace daño a los ojos vistiendo de esta forma.

Vuelvo a echarle una mirada al chico con ese estilo tan... Personal (Digámoslo de esta manera mejor) y la verdad es que tampoco me importa mucho como vaya, pero Pablo tiene un gusto exquisito en moda y cosas como esta no lo permite nunca, se pone como una fiera, como ahora.

- Encima, ¿Has visto la pajarita que lleva?- Dice él, mientras también le vuelve a poner la vista encima.- ¿Qué se cree, que de esta forma parecerá más elegante?- Pausa unos segundos.- Pues ¡No! Es aún más hortera. Si hasta parece un payaso, solo le falta la nariz de color roja.

Yo, sin poder evitarlo, estallo a reír. Carcajada tras carcajada.

- ¿Se puede saber qué te ha pasado a ti ahora?- Pregunta extrañado.- Seguro que observar a ese- Dice en tono de desprecio.- Te habrá afectado al cerebro.

Sigo sin poder decir nada ya que sigo riendo a carcajada limpia.

- ¡Laura! ¿Qué pasa?- Pregunta exasperado.

Intento recuperar la cordura y empiezo a dejar de reír.

- Nada...- digo aún medio riendo.- Es solo que...- Me pienso lo que voy a decir.- Digamos que... Me hacen gracia los guiris.











CONTINUARÁ
Esta novela, tengo que decir que no hubiese sido posible sin la magnífica frase de mi Lau (@Lauu_Vidal) que un día por Barcelona dejó escapar por su boca: "Es que... Me hacen gracia los guiris" y, simplemente, con esta frase me vino el flash para escribir esta novela. Así que gracias Laura (Jujuju... Burra <3 ¿recuerdas?)
Espero que este primer capítulo os haya gustado, ya que estoy poniendo gran empeño en esta novela que espero que sea mejor que "Between sugar and love" así que estoy abierta a opiniones y recomendaciones. Quiero vuestra más sincera opinión y si no os gusta algo decírmelo.
Os he subido el capítulo hoy porque esta semana no creo que tenga tiempo porque tengo exámenes, así que intentaré subiros el segundo durante el fin de semana.
¡¡Un besazo, se os quiere!! <3

jueves, 11 de abril de 2013

Día musical 2

Holiis!!
Después de tanto tiempo sin subir nada para renovar la sección de música, me he decidido a hacer una entrada con diferentes canciones que, para mí, tienen un significado importante.
 Estas canciones, que os voy a enseñar, me inspiraron muchísimo para escribir los últimos capítulos de "Between sugar and love", son canciones muy bonitas.

"So small" de Carrie Underwood. Esta hasta sale en el capítulo 17 de la novela. Simplemente, me ayudó muchísimo a la hora de concentrarme y ponerme a escribir, a parte de que es una magnífica canción.



Otra canción que me parece P-R-E-C-I-O-S-A es "Be the one" de The Fray. No hay palabras para poder describir esta canción. Es una de mis canciones preferidas. La letra te transmite tanto... Escuchadla.



Y, por último, la canción de Christina Perri "A thousand years" (Banda sonora de Amanecer parte 1) que, con la calidez de su voz, era cerrar los ojos y poder imaginarme cada escena de mi novela. Esta canción es muy tierna y... Perfecta si estás enamorado :3






Riégalo como una planta y crecerá


Cuatro letras. Dos sílabas. Una única palabra que puede expresar tantas cosas. Amor. ¿Cómo es que tan solo esta palabra puede llegar a significar tanto para tantas personas? Parece magia ver los efectos que puede producir en cada uno. 
El amor es un sentimiento indefinido. ¿Cómo expresar esas mariposillas que sientes en el estómago al pensar en él? ¿Cómo decir con palabras qué te hace sentir esa persona? ¿Cómo contarle que sin él sientes un vacío dentro de ti? 
Debería ser más simple. Las personas, muchas veces, perdemos la cabeza buscando el llamado "amor de nuestra vida" pero... ¿Qué hay del amor que te proporcionan las personas que te rodean diariamente?
¿Realmente podemos decir que existe este sentimiento o tan sólo es la mente humana que nos provoca sentir algo que ni siquiera es real? 
Podemos pensar que el amor es algo bonito, preciado, mágico e infinito, pero también se tiene que recordar que no dura siempre este amor. Las personas entran y salen de nuestras vidas, no se quedan eternamente junto a nosotros, así que ¿Por qué creer que el amor que ahora sientes durará para siempre?
Intento no ser negativa, pero nadie te asegura que vayas a tener una vida llena de flores y corazoncitos, no todo tiene porqué salir bien.
Aún así, cada uno tiene que hacer su camino junto a quién le de las fuerzas y el amor necesario para seguir adelante. Por eso si tienes el amor suficiente te propongo cuidarlo. Si tienes el suficiente cuidado para mantenerlo, por mucho que intenten hundirte, tú serás feliz y estarás con fuerzas para afrontar todo lo que haga falta. 
El amor es tan delicado como una florecilla; cuídalo y riégalo como una planta y crecerá, pero si te descuidas de él se acaba pudriendo y muriendo, aunque dejando huella.
Cuatro letras. Dos sílabas. Una única palabra que puede llegar a expresar... Todo un mundo.


miércoles, 10 de abril de 2013

No solo es tú vida


Cada día, a cada hora, minuto y segundo pienso en ello. Recuerdo cada momento vivido a tú lado. La sonrisa que me mostrabas. Tus ojos iluminándose y brillando de felicidad. Sigo pensado el porqué. Me pregunto qué provocó que lo hicieras. Pensaba que eras feliz, ¿Lo eras verdad? Confío que sí. 
Añoranza, amor, nostalgia, tristeza y odio es lo que siento cada día al pensar en ti. La duda me carcome, ¿Hice yo algo mal? Pensaba que juntos éramos felices, siendo como éramos, sin que nadie nos quisiera cambiar, mostrándonos el uno al otro nuestro verdadero yo. En nuestro mundo, sin dejar que nadie nos invadiera. 
El tiempo pasó, es verdad que cambiamos pero ¿hacía falta que nuestra relación lo hiciera también? Te echo de menos y me duele, pero lo que realmente me duele es el saber que no te voy a recuperar. El dolor que siento es tan profundo que se convierte en odio. ¿Cómo hiciste una cosa como esa? Tú vida no es solo tuya, puede que te pertenezca, pero ¿Qué hay luego de tus padres? ¿Y tu hermana? ¿Y tus amigos? Y... ¿Y yo? ¿Pensaste en nosotros en alguna ocasión? ¿Pensaste en cómo podríamos sentirnos después de todo? 
No es solo tú vida de la que estoy hablando, porque tu vida forma parte de nuestras vidas, eres un trocito de cada persona. Tú vida también nos pertenece a quién te rodeamos, porque gracias a ti yo me he convertido en quien soy ahora, y no puedo evitar llorar cuando pienso que yo también hice que fueras como eras. Entonces, lo reflexiono y mi llanto estalla ¿Fui yo la causante? ¿Provoqué yo tanto dolor en ti? Espero algún día encontrar una respuesta que me lo niegue, porque con esta culpabilidad no puedo vivir.
Te pedí que pensaras en mí cada noche, ¿Algún día llegaste a hacerlo? Espero que sí, porque por mucho odio que sienta ahora mismo, aún existe amor dentro de mí. Amor que te hubiera dado a cada segundo. 
¿Sabes? Te echo de menos y... Yo sí voy a pensar en ti cada noche, ya que tú ya no lo puedes hacer. 
Y, quiero que sepas que... Sigo amándote.





martes, 9 de abril de 2013

Between sugar and love Trailer + Notícia

Holaaa!!! ^_^
Aunque la novela ya está acabada, una preciosidad de persona como Sara (@SariSmileBelieb) me prospuso hacer el trailer de la novela y, bueno, podéis comprobar su gran esfuerzo y ayuda que me ha dado durante todo este tiempo, aquí lo tenéis. Espero que os guste!! :3



Además que aparte de hacer este trailer, como ya dije, Sara también hizo la portada de la novela: 


Así que quiero haceros saber que su ayuda ha sido imprescindible para llevar a cabo la novela "Between sugar and love" por eso quiero agradecértelo de corazón, de verdad, eres una joya de persona Sarii <3

Después de esto también quería agradeceros todo vuestro soporte, cada palabra y comentario que me habéis hecho me han servido muchísimo (no sabéis cuanto) para seguir haciendo esto, por eso, MIL GRACIAS.

Y finalmente, quería daros una notícia. ¡NOTÍCIA! (Redoble de tambores, por favor)
Dentro de poco voy a borrar los capítulos subidos de "Between sugar and love" porque Amazon me lo va a publicar en formato de libro, por eso, como se pondrá a la venta desde la web oficial de Amazon, creo que lo más ético es borrar la novela del blog, dejando el primer capítulo y luego para quien le interese, lo podrá encontrar en www.amazon.es.
También, quería informaros sobre otra pequeña notícia que es sobre mi próxima novela que, como ya anuncié, se llamará "Me hacen gracia los guiris", por eso, para los interesados, aquí os dejo la sinopsis:

"Laura es una universitaria de segundo año, que vive sola en Girona y para poder pagarse sus estudios trabaja en el hotel <<Rich Break>>. Allí, junto a otros empleados, tiene su grupo de amigos, aunque ella es la más joven entre todos, con veinte años. Nuestra protagonista, lleva una vida muy atareada: por las mañanas va a clases y por las tardes y fines de semana va a trabajar, sacando tiempo de donde sea para poder conseguir hacer los deberes y estudiar para sus exámenes. 
Su vida tan caótica da un giro de 360 grados cuando, estando ella un día en recepción, llega un conjunto de chicos con un tutor, el cual le anuncia que son un grupo universitaro de Londres que están haciendo un erasmus de seis meses. Entre ellos está Simon, un chico extraño y a la vez gracioso que, en conocer a Laura, se empieza a comportar como un acosador, pero este inlgés, no es peligroso, es un acosador entrañable que ayuda a todo momento a Laura haciéndole pasar grandes momentos, aunque a veces, también, sacándola de quicio a más no poder."

Y, por último ya, quería también deciros que, como también dije, al vivir en Catalunya me hacen hacer un trabajo que dura durante todo el bachillerato y yo lo haré sobre "Cómo escribir una novela" escribiendo yo una, efectivamente. Pero, ya tengo pensada la idea de la novela y, me gustaría contaros un poco el argumento para ver qué os parece, ya que es completamente diferente a lo que acostumbro a escribir.

"Ada y Mabel, son unas antiguas mejores amigas, que hace dos años tuvieron una discusión y separaron sus caminos. Estas dos chicas, antes, las acostumbraban a confundir como hermanas, a causa de sus grandes parecidos físicos y, lo que más las había unido siendo mejores amigas era que, habían nacido el mismo día, el 29 de febrero del 1996.
Un día, Ada y Mabel, son citadas en un parque, por un chico que va al mismo instituto que ellas. Allí les cuenta que, en realidad, no es un humano corriente, él proviene de un mundo paralelo dónde habitan las hadas, es el llamado mundo de <<El reino de las hadas>> y él es un hado que ha llegado a la tierra en busca de su hermana, la futura reina de las hadas, la cual tuvieron que dejarla en la tierra el día que nació para no sufrir ningún daño ya que recibieron un ataque de dragones negros. 
La cuestión es que, siguiendo las pistas, este chico, llegó a deducir quién podía ser su hermana, con la única duda que no sabía cuál de ellas dos era."


Me gustaría saber qué opináis sobre todo lo que os he contado, sed lo más críticos posibles, quiero saber vuestra más sincera opinión.
Un beso a todos!! <3


domingo, 7 de abril de 2013

Between sugar and love 19

CAPÍTULO 19 (final)

Carol volvió a la trastienda dejándonos a Jose y a mí allí, otra vez, solos. ¿Era la única que no estaba enterándose de nada de lo que pasaba allí? Jose parecía estar más sereno que nunca, ni se inmutó por la reacción de Ángel ni por la extraña actuación de mi amiga. 

- Todo el mundo va su bola.- Comentó, sin darle importancia alguna, Jose.

Yo lo miré sin darle ninguna respuesta. Llevaba días sintiéndome incómoda por todo lo que estaba pasando, pero, en ese momento justo, me sentía desorientada, sin entender nada, confundida y perdida. Carol parecía estar en otro mundo, Ángel se había marchado y Jose estaba indiferente a todo lo que le rodeaba.

Durante las horas restantes en la repostería el ambiente se tensó un poco más. Mi amiga casi ni me habló, estaba "trabajando", según ella, en la trastienda y Jose seguía haciendo bromas sin sentido. Ángel no volvió a aparecer ese día. ¿Qué le pasaba a ese chico? 

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En casa me esperaba mi madre para cenar. Ella me contó que estuvo almorzando con David, tal y como yo había sospechado, y que él le explicó lo mismo que me había dicho a mí la tarde anterior. Me fijé en que cuando mi madre hablaba de él se iluminaban los ojos de una forma especial, con lo que demostraba su entusiasmo y sus grandes sentimientos hacia él. Me alegré por ella. Después de hablar con David, sí que me había dejado mucho más confundida con mi situación, pero a la vez, me alegré mucho por mi madre, esperaba que pudiera volver a rehacer su vida con la compañía de un hombre tan bueno, sincero y comprensivo cómo él. Sabía que David no le haría daño y que la ayudaría, confiaba en él y en sus palabras, que me llegaron dentro. Así que esperaba con gran ansía que mi madre volviera a ser la misma que antes, que ya empezaba a serlo, y que David le expresara lo que sentía por ella.
Me fijé que tal y como lo estaba imaginándolo todo parecía como si fuera a ser un cuento de hadas, pero en realidad, si te fijabas más podías ver que tanto uno como el otro habían pasado sus momentos de subida y bajada en sus vidas, pero que justo entonces había llegado su momento de subida. Un momento de subida en esta vida, que parece una montaña rusa, juntos.

Durante la cena solo escuché parcialmente lo que me decía mamá, estaba reflexionando tanto cómo los días anteriores, ¿Y si el momento de subida de Ángel y yo juntos fuera ese? Había momentos en que lo tenía todo claro, pero entonces volvía la duda otra vez. ¿Por qué se me hacía tan difícil decidirme? Siempre había tenido que pasar por situaciones complicadas, así que ¿Qué miedo tenía que ese fuera una de esas situaciones? 

Cuando terminé la cena me fui directamente a la habitación, estaba, literalmente, sin fuerza alguna para seguir ese día así que me acurruqué en mi cama y me dormí al instante, dejando todos esos pensamientos que habían invadido mi cabeza hacía días, apartados a un lado.

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Otro día de instituto comenzaba, por suerte era viernes, así que me esperaba un fin de semana para poder recuperar todas las energías que había gastado durante esa semana.
Decidí desayunar tranquilamente en casa así que me preparé un vaso con leche y una cuantas galletas, mientras leía una revista cualquiera que tenía mi madre por allí.

Cuando terminé de desayunar me fijé, en cuanto subí a mi habitación a coger mi mochila y la chaqueta para marchar, que tenía una llamada perdida en mi móvil. Era de Jose. Decidí llamarlo después de las clases, estaba con falta de ánimos para enfrontar su carácter. Era verdad que me había empezado a acostumbrar a él, pero a esas horas de la mañana no me apetecía nada.

Bajé las escaleras y grité un "Adiós" para que mi madre me escuchara.

Me subí a mi coche, siguiendo la misma rutina que cada mañana y me dirigí a mi escuela.

Cuando llegué esperaba encontrarme con Carol, pero no la vi, así que me dirigí a la clase de latín. En esa clase trabajamos diferentes locuciones latinas. Yo estaba concentrada en la clase, por fin, después de toda la semana pensando y pensando en el mismo tema sin dejarme descanso.

- Después, tenemos Allea jacta est que significa -Estaba diciendo mi profesora, pero yo ya sabía qué quería decir, un día, poco antes que mi padre tuviera el accidente, tuve una conversación con él. Yo aún era pequeña, tenía seis años, pero lo recordaba a la perfección, era uno de los pocos recuerdos que conservaba de él. Era un día por la noche él y mi madre habían discutido, yo era pequeña y no entendía los motivos de sus peleas, pero terminaron arreglando la discusión y hicieron las paces dándose un pequeño corto en los labios. Después de eso mi madre se puso a cocinar y mi padre vino al salón conmigo, yo le dije que no quería que discutieran pero él me contestó que cuando se quiere a alguien es inevitable discutir, pero si el amor entre esas personas es lo suficientemente grande esas personas se reconciliarán. Entonces, recuerdo la conversación al completo entre él y yo << "Pero papá, ¿tú y mamá haréis siempre las paces, verdad? vosotros os queréis mucho." le dije. Pero él me contestó: "Yo la quiero, pero no te puedo asegurar eso, Natalia. La vida está llena de sorpresas y tienes que recordar algo: allea jacta est." "¿Qué quiere decir eso, papá?" Él con una pequeña sonrisa asomándole por los labios me respondió. " La suerte está echada." yo me quedé indiferente con su respuesta, no lo entendía. Pero él me hizo comprender "Natalia, nunca se sabe lo que a uno le espera, así que todos dependemos de la suerte y nuestro destino, tenemos que dejar que la vida fluya a su ritmo y aceptar con lo que nos encontramos a lo largo de ella.">> - La suerte está echada.- Dijo Carmen, la profesora. Sus palabras parecieron ser un eco de mi recuerdo. Esas palabras tan simples me despertaron, ese recuerdo de mi padre, lo que me dijo haciéndome reflexionar sobre algo que en ese momento casi ni entendía, había llegado el momento en que me habían servido para ver la realidad. Para mi adentros se lo agradecí. Uno de los recuerdos más preciados de mi padre habían despertado en mi la respuesta que había estado buscando a lo largo de todos estos días.

"Gracias papá." Pensé. No lo podía tener allí conmigo, pero sí podía guardar siempre en mi su recuerdo.

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Durante todo ese día esperé desesperadamente que terminaran las clases, tenía que hablar con Carol, tenía que decirle que todas mis dudas habían llegado a una respuesta. A cada cambio de clase la buscaba con la mirada. Ella no había ido a clase de latín. Me extrañaba no saber el motivo de su ausencia. Confiaba en que debería haber llegado una hora tarde, porque no podía pensar que había faltado ese día sin avisarme antes, Carol siempre me decía si algún día fallaba.
Por suerte cuando finalizaron las clases la vi que estaba saliendo de una forma inquieta del instituto. Yo a gran velocidad caminé hacia ella atrapándola.

- ¡Carol! -La llamé. Ella se dio la vuelta abriendo con sorpresa los ojos.- ¿Qué te ha pasado? ¿Cómo es que has faltado a latín?- Le pregunté.- Necesito hablar contigo urgentemente, creo que ya sé qué hacer con Ángel.- Ella, si aún podía, abrió aún más los ojos.
- ¿Qué?- Respondió estupefacta.- Eh... Lia, lo siento, tengo prisa y... Tengo que irme.- Dicho esto se giró y volvió a emprender su rápida marcha hacia su coche, para marchar.

Yo por un segundo me quedé allí parada, pero sin rendirme la perseguí.

- ¡Carol! ¿Qué pasa?- Pregunté empezándome a preocupar.- ¿Hay algún problema?- Me estaba poniendo nerviosa.
- Lia yo...-Me miró suplicante.- Tengo que marcharme, de verdad, después te llamo.- Acabó diciéndome mientras se subía a su coche.

Sin poder reaccionar yo me quedé allí parada. Carol había actuado de una forma muy extraña, lo que provocó que me inquietase. 

Decidí irme a casa, así que subí al coche y emprendí la marcha hacia allí. 

A los veinte minutos llegué a mi destino. Tenía poco hambre así que me preparé un sandwich y subí a mi habitación. Mientras me comía mi sandwich terminado de preparar, encendí el ordenador. cuando había acabado de comermerlo, recordé la llamada de esta mañana de Jose, así que decidí llamarlo para saber qué quería.

- ¿Lia?- Respondió automáticamente a mi llamada.
- Hola Jose, he visto tu llamada ¿Qué querías?- Pregunté con un poco de interés.
- Eehmm...- Jose estaba dudando. Era la primera vez, desde que lo conocía, que no estaba seguro de sus palabras.
- Jose ¿Ha pasado algo?- Me empecé a preocupar.
- Bueno... Lia es que...-Estaba hablando cortado.- es complicado decir esto y...
- Me estás preocupando Jose, ¡Quieres decirlo de una vez!- Protesté.
- Bff...-Sentí cómo al otro lado de la línia Jose hizo un suspiro.- Es Ángel...
- ¿Qué pasa con él?- Pregunté automáticamente.
- Él no ha...- Paró de hablar un segundo, para mi, eterno.- Desde ayer por la tarde- Empezó a decir de nuevo.- no lo hemos vuelto a ver.- Dijo finalmente.

Yo no tenía respuesta alguna. ¿Ángel había desparecido? ¿Qué estupidez había hecho? ¿Le había pasado algo grave? Más y más preguntas cómo estás ocuparon mi mente.

- ¿Lia? ¿Estás aquí?- Me preguntó.
- Ehh...Sí, sí.- Le aseguré mientras apartaba, por unos momentos, esas preguntas de mi cabeza.- Pero... ¿No sabéis nada de él?
- No, Lia, te he llamado esta mañana porque creía que debías saberlo yo...- Pausó.- Creí que debías saberlo.
- Gracias. -Dije con una voz que parecía que no fuese mía.
- ¿Estás bien?- Se preocupó por mí.
- Supongo que sí, angustiada, pero sí.- Le afirmé.- Jose, te dejo ¿Vale?- No tenía ánimos para seguir hablando.- Si sabes algo llámame, por favor.- Le pedí, casi suplicándoselo.
- Eso está hecho.- Me tranquilizó.

Dicho esto terminé la llamada. ¿Ángel se había fugado? Él no es uno de esos chicos que acostumbra a hacer cosas cómo esta. No entendía los motivos que tendría para hacer algo así. ¿Dónde podría haber podido ir? 
Estaba echada en la cama mirando por la ventana intentando averiguar donde podría haber ido ese chico. Estaba medio perdida en mis pensamientos que no me fijaba en nada que pasaba por delante de mi vista. 

Empezaba a oscurecer. Aún era enero y anochecía muy pronto, así que mientras me levantaba de la cama para sentarme en la repisa de la ventana me fijé en las luces que iban encendiéndose poco a poco. Primero las de una casa de la esquina, luego las de la de delante y poco después las luces de la calle. Se encendieron de golpe haciéndome venir, por segunda vez en ese día otro recuerdo. Pero no era de mi padre. Era el recuerdo que me hizo tener una idea de dónde podía estar Ángel. 

Salí precipitadamente de casa con las llaves del coche y nada más encima. Me fijé en las llaves, tenían colgando el llavero del elefante ese de la suerte que me regaló Ángel. El corazón lo tenía muy acelerado. Sentía que en cualquier momento podía salirse de mi pecho. Arranqué el motor del coche y emprendí la marcha hacia el posible lugar dónde podía encontrarse ese chico de ojos esmeralda.

Me paré en un semáforo. Lo que aún me devolvió, otra vez, ese recuerdo. Sabía que podía parecer una locura, pero necesitaba ir para asegurarme si estaba allí o no.

Poco después llegué a donde me había dirigido con tanta impaciencia. Muchas personas habían empezado a marcharse con sus coches lo que facilitó que encontrase rápidamente un lugar para aparcar el coche. Salí y cerré el coche. Casi corriendo me fui a la entrada dónde pude leer con letras bien grandes "Tibidabo". Tenía la esperanza de encontrarlo allí, en la noria. A esas horas no había cola para entrar, por eso pagué mi entrada a gran velocidad y fui a dónde se encontraba la noria que estaba cerca de la entrada. 

No lo vi. Rodeé la noria para comprobar que no estaba allí. No estaba. Mis ánimos se vinieron a bajo. Me decepcioné, había puesto todas mis esperanzas en que lo encontraría ahí.

Cuando estaba dirigiéndome hacia a la entrada para marcharme, fue como si hubiese una luz que lo enfocara, Ángel estaba allí. Volví a recuperar el calor, el corazón se activó de repente. Se encontraba al lado opuesto de la noria, sentado encima de una valla de madera, con lo que parecía ser un palo pequeño entre las manos. 
Sin saber qué más hacer me acerqué a él. Cuando ya estaba a pocos metros de él, levantó la mirada y me vio yo seguí andando hasta quedar enfrente a él.

- Lia...- Murmuró.
- Ángel.- Murmuré también casi pensando que era un sueño.

Nos quedamos rodeados de un silencio, yo no sabía por dónde empezar.

- ¿Qué es este palo que tienes?- Dije preguntando la primera idiotez que se me pasó por la cabeza.
- Eh...- Se pasó la mano por el pelo.- Es de una nube de azúcar que me he comprado.- Respondió tímidamente él.- Quería uno porque aún no entiendo porque me diste uno la otra vez.- Siguió diciendo.

Me agradó que aún se estuviera preguntando porqué lo hice, pero después de ese momento de pequeña ternura volví a la realidad, recordando el porqué nos encontrábamos allí.

- ¡Eres idiota!- Le solté dejando sorprendido a él y a mi a la vez, ya que yo tampoco esperaba reaccionar así.- ¡¿Cómo se ta pasa por la cabeza desaparecer así, eh?!- Estaba soltándole toda la preocupación y sufrimiento que había ido acumulando.
- Lia, espera un...
- ¡¿Que espere el qué?!- Seguí protestando.- ¿A que vuelvas a desaparecer dándonos un susto de muerte a todos o qué? - Estaba hablando dolida.

Ángel, simplemente, se bajó de la valla acercándose a mí mientras se le escapaba una pequeña sonrisa.

- Y ahora, ¿Se puede saber de que ríes?- Pregunté irritada.
- De ti.- Dijo manteniendo esa sonrisa.
- Eres más que idiota...- Después de todo el estrés y las preocupaciones que me rondaban por la cabeza al terminar de hablar con Jose, él decía eso. No había forma alguna de entenderlo.
- Natalia, ¿Me vas a dejar hablar?- Ensanchó su sonrisa al ver mi reacción de sorpresa al nombrarme por mi nombre entero, otra vez.
- Di lo que tengas que decir.- Le contesté secamente.
- No me he ido de casa ni he desaparecido ni...- Se quedó callado un momento observándome.- ni nada de lo que crees.
- Pero Jose me llamó y me contó que desde ayer...
- Que desde ayer que no me han visto, ¿Verdad?- Elevó una ceja.- Te pido  perdón por adelantado, pero ya no sabía qué más hacer para volver a recuperarte, necesitaba ver que volvías a formar parte de mi vida aunque no fuera de la forma que yo quería, te necesitaba y- Cada vez que decía algo mi corazón iba aumentando de velocidad- ... Te necesito. Por eso hice que Jose...- Fue bajando el tono de voz.
- ¿Hiciste el qué, Ángel?- Pregunté aún más preocupada por si había hecho alguna locura.
- Le pedí a Jose que te dijera eso.- Me estaba observando temiendo mi reacción.
- ¡¿Qué?!-No sabía si lo había entendido mal o si realmente había dicho lo que me había parecido oír.
- ¡Lo siento! Pero quería ver si te importaba y... ¡Sé que me he pasado! Lo admito pero...- Se le quebró la voz.- Entiéndeme, por favor. Pensaba que no volverías a hablarme como antes, que harías como si no nos conociésemos cada vez que nos viéramos y no lo podía aguantar. Planeé esto con Jose, bueno...-Volvió a sonreír de la misma forma que al inicio.- en realidad me lo propuso de hacer él.
- Pero yo pensaba que estabais enfadados.- Dije sin poder decir otra cosa.
- Lo estábamos.- Torció su sonrisa que empezaba a hacer que me flaqueasen las piernas.- También intenté que Carol colaborase en el plan pero no quiso, dijo que no quería participar en algo para engañar a su mejor amiga.- Añadió sincerándose.- Así que si te enfadas con nosotros dos, que sepas que Carol no te ha fallado.

Terminado de decir eso se calló, dejándome muda a mí. ¿Qué esperaba que hiciese? ¡Se habían inventado todo eso! Por una parte estaba indignadísima por su actitud tan infantil pero por otra... Me sentía reconfortada.

- ¿Cómo sabías que te encontraría?- Le pregunté
- No lo sabía.- Bajó los hombros.- Confiaba en que lo hicieras.

Me dejó con la respiración acelerada haciendo que sacara vaho a causa del frío.

- Sé que no he actuado lo mejor que podía haberlo hecho pero...-Se estaba intentando disculpar.
- Pero, en realidad sí has hecho lo mejor.- Dije cortándolo y dejándolo sorprendido.- Por un primer momento me he quedado sin poder hacer nada, sin tener forma de reaccionar, pero después me he preguntado si volvería a verte ¿Sabes?- Estaba intentándole contar cómo me había sentido al saber de su "desaparición"- No podía ni imaginármelo, después de tanto tiempo dándole vueltas a si quería estar contigo y después de haber tomado una decisión, pensar que te podía perder... - Había dejado de mirarlo, tenía la mirada fija en el suelo aguantando las ganas de llorar.
- ¿Qué?- Respondió él.- ¿Ya habías decidido qué hacer? Natalia...

Le miré. Veía que con su mirada estaba suplicándome que le dijera qué había acabado decidiendo. Yo era incapaz de decir nada más, no me había dado cuenta y le había contado a Ángel cómo lo había estado pasando.
No era lo suficientemente capaz de decir algo.

- Ángel...- Noté que tan solo decir su nombre me temblaba la voz. No sabía cómo llevar esa situación. Estaba bloqueada, una vez más.

Él estaba esperando a que yo me decidiera a hablar o hacer algo pero yo estaba como una estatua. No me atrevía a decir ni una sola palabra yo...
Sin poder hacer nada más ni ser capaz de pensar en otra cosa me acerqué a él casi abalanzándome encima suyo. No había nada entre nosotros. No corría ni el viento entre nuestros cuerpos. Cuando me acerqué a él le abracé por el cuello mientras él me rodeaba, con sus fuertes brazos, por la cintura. Tenía su rostro a centímetros del mío, tanto él como yo teníamos la respiración acelerada.

- Natalia...- Empezó a decir pero yo impedí que siguiera hablando. Le besé. 

Viví ese momento más que cualquier otro. Al besarlo sentí de todo dentro de mí, sus suaves y cálidos labios se apoderaron de la mía con facilidad dominando él la situación y haciéndome sentir protegida y querida de esa forma. Mientras duraba ese beso pude olerlo, tan particular y curioso olor impregnó mi olfato.
Me sentía mejor que nunca en mi vida. Notaba como si todo cobrase sentido y mi suerte ya estuviera echada, mi suerte la poseía Ángel, todo a partir de entonces lo dejé en sus manos. No quería separarme de él, pero al seguir pensando en su olor y en el palo que sostenía antes él se me escapó una sonrisa de afecto y felicidad por todo lo que estaba viviendo, pero entonces él lo notó y se separó.

- ¿Que pasa?- Preguntó divertido y mostrándome, también, su felicidad con una sonrisa.
- Hueles a nube de azúcar.- Le dije la verdad.
- ¿Qué?- Preguntó extrañado pero a la vez más divertido que antes.
- Te compré una nube de azúcar porque hueles como una.- Me mordí el labio aguantándome la risa.
- Mmhh...- Gruñó él.- Señorita Curiosa está mordiéndose el labio, lo que es muy tentador para mí.- Advirtió él fijando su mirada en mis labios.
- Y ¿Qué te tienta a hacer, eh, Señor Ego?- Seguí provocándole.

Él me volvió a besar, pero fue un pequeño beso, aunque intenso.

- Vamos.- Dije.
- ¿Dónde?- Torció el labio evitando mostrarme otra de sus perfectas sonrisas.
- Venga no te resistas vente.- Le pedí mientras caminaba cogida de la mano con él y lo guiaba hacia mi destino.

Me paré delante de la noria.

- ¿Hace falta que te recuerde que no te gustan las alturas?- Me dijo Ángel.
- Lo sé, pero alguien una vez me dijo que si no podía aprovechar ver las vistas tan bonitas de Barcelona que mirase hacia mi delante y eso es lo que quiero hacer hoy.- Le contesté feliz con las mejillas rojas por el frío y aún cogida de la mano con la suya tan grande, comparada con la mía, que me daba calor.
- Sea quien sea quien te lo dijo, tiene buenas ideas.- Habló divertido.

Nos subimos a una de las cestas de la noria. No tenía pensado mirar nada más que no fuera Ángel. Me sentía feliz con ganas de chillar y hacerle saber a todos la felicidad que me transmitía estar cerca suyo.

- Natalia,-Dijo con delicadeza mi nombre.- ¿recuerdas lo que te conté la otra vez cuando nos subimos aquí?
- Como olvidarlo.- Le respondí. Lo recordaba a la perfección. "Cuando todo está oscuro siento que, en lugar de ser alguien insignificante puedo controlar y observar cada detalle que pasa" "Cada luz te transmite una información diferente y eso me hace sentir lleno" " Pienso que las personas como demasiado insignificantes, pero llega un momento que te cruzas con alguien que cambia todos tus esquemas" "Cada persona, como cada luz que ilumina la noche, puede parecernos insignificante, hasta que encontramos la adecuada que nos guía y nos llena". ¿Cómo podía creer que me había olvidado de sus palabras? Recordaba exactamente cada una de ellas. 

- Quiero que sepas que la única persona que ha sido capaz de cambiar todos mis esquemas has sido tú, que para mí eres la única luz posible para guiarme y la única que me llena. Y te necesito en cada instante..- Estaba hablando delicadamente, dejándome procesar todo lo que me había dicho.- Y te quiero.

Le besé otra vez, necesitando sentirlo más cerca que nunca. Lo que me había dicho, la forma en que se había sincerado no lo había hecho nadie, nunca en mi vida. Le besé de forma desesperada, lo quería, por fin lo sabía. Lo quería con todo mi ser y ahora no iba a dejar que fuera la suerte que lo decidiera todo por mí. El "Allea jacta est" no me servía, para mí, mi suerte cobraba un nombre y ese era Ángel, quién poseía toda mi suerte y felicidad, el cuál quería y no pensaba dejar ir nunca.











¡FIN!
Gracias a todos los que habéis leído mi novela. Os agradezco mucho que lo hayáis hecho, cada una de vuestras palabras que me ha animado a seguir adelante.
No sé si subiré segunda temporada, si lo hago tardaré un poco porque ahora me centraré en otra novela que iré subiendo que como dije se llamará "Me hacen gracia los guiris".
También tengo que comunicaros que donde yo vivo (Catalunya) nos hacen hacer el "Treball de recerca" un trabajo que tenemos que hacer durante el bachillerato y hace poco nos han hecho hacer escoger el tema del trabajo y yo escogí "Cómo hacer una novela" por eso con el trabajo me propongo escribir una e intentar publicarla :3 Ya tengo la idea y todo, si queréis os subiré una pequeña sinopsis o más bien una idea de lo que pienso hacer y me comentáis a ver qué os parece.
Gracias otra vez por todo vuestro apoyo. GRACIAS, MIIIIIIL VECES GRACIAS!!!! ^_^




jueves, 4 de abril de 2013

Between sugar and love 17 y 18

MARATÓN CAPÍTULOS 17 Y 18


CAPÍTULO 17


"So small" de Carrie Underwood llevaba sonando en mi ipod desde hacía dos días. Dos días que llevaba sin Ángel, sin aclararme, comiéndome la cabeza con todo, ¿Por qué se me hacía tan difícil esto? 
No sabía qué hacer, no sabía qué paso dar, tenía miedo. Miedo a que mi vida girara completamente de rumbo, no necesitaba nada que me complicase más las cosas y Ángel... Su carácter me lo dificultaba todo aún más. Aunque a veces me preguntaba si, en realidad, quién lo ponía todo más difícil y complicado era yo misma, si era yo a causa del terror que tenía que todo mi mundo que había ido arreglando, poquito a poquito, se volviera a derrumbar.
Con esa canción aún le daba más vueltas al tema, ¿Qué representaba que debía hacer? Estaba perdida, sin poder tomar ninguna decisión, estaba bloqueada. Lo único que estaba segura que tenía y no me iba a dejar nunca era Carol, pero durante esos días no había podido hablar con ella a causa de su alergia por eso hizo que mi relación con Jose se estrechara. 
Jose, me sorprendió, la actitud que mostraba delante de todo el mundo de pícaro, irónico, superficial y cabeza hueca se me empezaba a hacer familiar y me estaba acostumbrando a sus bromas sin sentido de humor que hacía siempre. Lo pasaba bien con él, aunque a veces siguiera comportándose como un completo idiota.

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Después de estos dos días de reflexión y de "connectar" con el carácter de Jose, tocaba volver al instituto, donde esperaba encontrarme con mi mejor amiga.
Eran las siete y treinta y cinco cuando salí por la puerta de mi casa.

- ¡Adiós mamá, hasta la tarde!-Dije despidiéndome.
- Lia. -Sentí que me llamaba.- Espera un segundo.-Pidió

Yo me giré otra vez hacia dentro de la casa para ver qué quería decirme.

- David me dijo que hoy quería hablar contigo, así que, por favor,-Me miró suplicante.- vente a casa antes de que yo llegue de terapia para poder hablar con él, ¿Vale?

Asentí con la cabeza.

- ¿A qué hora debo estar aquí?-Pregunté
- A las seis estaría bien.-Contesto cortante.- Que vaya bien el cole.-Dijo esta vez con una sonrisa.

Salí de casa cuando ya eran y cuarenta. Me quedé sorprendida de la sonrisa que me dedicó mi madre, me dejó impresionada. O las terapias de David habían hecho mejorar a mi madre casi mágicamente o... empezaba a sospechar que quién había hechizado realmente a mi madre no eran sus terapias sino él.
Me alegraba tanto empezar a volverla a ver feliz que casi por unos instantes me olvidé del follón que rondaba por mi cabeza.

Tan solo había cruzado la puerta de entrada del instituto que noté como un peso muerto se caía encima de mi.

- ¡Carol!-Protesté- ¡¿Quieres dejar de abrazarme así?! ¡Vas a hacerme caer!

Dicho esto ella se separó de mi mirándome con una sonrisa triunfante.

- Me alegra verte.-Dije antes de dejarla hablar.- Te he echado de menos.- Entonces fui yo la que se abalanzó sobre ella abrazándola fuertemente.
- ¡Lia me vas a ahogar!- Habló divertida.

Me separé de ella y empezamos a caminar para ir hacia nuestras taquillas.

- ¿Como llevas la alergia?- Le pregunté preocupándome de ella.
- ¡Bah! -Exclamó.- Solo tengo que tomarme una pastilla al día y ya está, se me está marchando ya todos los picores que tenía... Me picaba todo el cuerpo, era como si me hubiesen picado miles de mosquitos a la vez.

A mi me pasó un escalofrío, de tan solo pensar cómo debía escocerle y picarle...

- Pero...-Continuó diciendo cambiando de tema.- Tú y yo necesitamos hablar.
- ¿Qué? -Dije intrigada.
- No te hagas la tonta- Me recriminó ella.- El otro día en la repostería...
- ¡Ah! ¡Mierda! Es verdad...-Exclamé yo.- Carol, hoy no podré venir a trabajar, tengo que hablar con David sobre mi madre y tengo que estar en casa a las seis. Lo siento...-Acabé disculpándome.- ¿Se lo podrás comunicar?- Pregunté.
- ¿Comunicarle a quién?- Me contestó con otra pregunta.
- Eh...- Dudé yo.- Tan solo a quien esté allí.-Dije dándole una respuesta abierta.
- Ya...-Dijo ella a lo bajini- Lia, Te lo he preguntado seriamente. ¿Qué es lo que pasó hace dos días? -Me miró fijamente esperando mi respuesta.

Justo cuando temía que tendría que responderle sonó el timbre indicando el inicio de clases, así que, sin poder darle una respuesta, nos dirigimos hacia nuestras respectivas clases. Salvada por la campana.

Durante el resto de clases de la mañana estuve pensando en qué decirle a Carol, en qué debía responderle. Le podía contar lo que había pasado el otro día, pero lo que estaba pasando por mi cabeza... Era demasiado difícil, ni yo misma me entendía.
Había estado esquivando toda la mañana a Carol, incluso a la hora del patio intenté no cruzarme con ella para tener que darle explicaciones, pero a la hora de salida se me hizo imposible. Ya había cogido todos los libros que necesitaba para hacer los deberes pero al girarme para ir a la salida me encontré con ella, o más bien dicho ella me encontró a mi, así que tuve que enfrentar la situación que me esperaba.

- ¿Tienes algo que decirme?- Dijo con un tono forzado y cruzándose de brazos.
- Carol... -Rechisté, no quería hablar del tema, pero su dura mirada me estaba pidiendo, casi ordenando que se lo contara.- ¿Por qué quieres que te lo cuente si Ángel ya debe haberlo hecho?

Ella suspiró armándose de paciencia.

- Te lo pregunto porque quiero saber tú versión de los hechos.-Dijo simplemente.
- ¿Qué hechos? - Volví a preguntar yo.- ¿El hecho que ese día no fue a trabajar por no verme? -Empecé a decir yo demostrando mi indignación.
- Tiene sus motivos, Lia...-Contestó.
- ¿Cuáles? Porque puede que sabiéndolos yo también podré entenderlo.- Esta vez era yo la que la miraba duramente.
- ¿Por qué no vamos a mi casa y lo hablamos?-Me propuso.
- Ya te he dicho que debía estar en casa pronto...- Intenté excusarme.
- Mientras tengas una hora para  charlar...- Estaba empezando a hartarse de la actitud pasiva que yo mostraba.
- Vaaaale...-Acabé rindiéndome.

Ella sonrió victoriosa y nos fuimos con mi coche a su casa.

Aparqué el coche en la entrada de su casa, como siempre, y las dos nos dirigimos a su habitación. Allí antes que nada llamó por teléfono comunicándole a quien quiera que estuviera al otro lado de la línea que hoy no podríamos ir a trabajar. Pero después de esa pequeña conversación que tuvo, empezó otra conmigo, la que yo temía.

- ¿No hay nadie en casa?-Pregunté yo encuriosida.
- No... -Dijo ella aburrida.- Mi madre está trabajando y mi padre está de visita al médico con mis abuelos...
- Mhh... - Me había quedado sin nada que decir, sin nada que usar para evitar el tema que ella estaba esperando.
- Lia...
- ¡Ya! Ya sé que tengo que explicártelo... - Adopté otra vez la actitud de protesta, no me apetecía hablar de eso.- Pero...
- Por favor.-Acabó suplicándome.- Pensaba que nos lo contábamos todo. Pero por lo que parece tengo que recurrir a las otras personas involucradas para enterarme de lo que le pasa a mi mejor amiga...- Dijo esto sin darse cuenta que me había tocado la fibra sensible. Sabía que tenía que contarle todo lo pasado pero... Ni yo misma sabía lo que pasó.
- Escucha yo...
- No.- Me cortó.- Me vas a escuchar tú. ¿Qué es lo que te ha hecho Ángel, eh? -Preguntó en un tono indignado.
- Que ¿Qué me ha hecho? -Abrí los ojos sorprendida.- Me ha estado ignorando durante tres días sin hacerme ningún caso. Le envié miles de mensajes y solo me contestó uno diciendo "Estoy bien". Yo estaba preocupadísima por cómo había salido de la fiesta el día de fin de año y él... -Me quedé callada pensando en como había cambiado tanto nuestra relación.
- Él estaba dolido...- Habló Carol.- Cuando Jose sacó el tema de Rebeca delante tuyo y cuando yo le dije que te había contado su historia se enfadó muchísimo. Él no quería que supieras de ella.
- ¿Qué? y eso ¿Por qué?- Dije completamente intrigada.
- Su relación fue muy intensa, Lia, debes entender que lo pasó muy mal y él sabía que Jose te hablaría de ella y no quería sentir todo lo que decía. Él...
- Ángel no se esperó en ver mi reacción después de saber sobre su historia, se fue, me dejó allí como una tonta esperando que me hiciera caso. Si me lo hubiese contado él puede que...
- Él no es capaz de hablarte de Rebeca, eso lo tiene guardando dentro de él. Con nadie ha hablado de ella después del día del accidente, lo ha estado pasando muy mal.- Me estaba mirando directamente a los ojos dejándome sin respuesta inteligente alguna que pudiera ofrecerle.- Sé que podría haberte hecho más caso pero... Tú también podrías comprender su situación.- Me recriminó.
- ¡Lo intento! Por eso le pedí que me dejara tiempo para aclararme yo misma...
- ¿Y lo has conseguido?
- ¿El qué? - Pregunté desorientada.
- Aclararte...
- Yo... -Dejé escapar un gran suspiro.- Cada vez que pienso en ello me pierdo más...
- ¿Me dejas aconsejarte?- Preguntó dudosa.
- Siempre, necesito tú consejo siempre.- Le respondí sonriéndole.
- Habla con él. -Dijo dejándolo como si fuera así de fácil.- En la fiesta él se sinceró contigo, ¿Por qué no le das una...
- ...oportunidad?-Acabé diciendo por ella. A lo que me respondió con un asentimiento.- Es que no sé si quiero dársela.

Esperé, mirándola, a que me diera una respuesta. El silencio invadió su habitación.

- Haz una cosa.-Saltó de repente.- Ponte en situación. La noche de fin de año, después de que él te dijera que quería salir contigo, ¿Qué hubieras hecho si Jose no os hubiera interrumpido?

No me esperaba esa pregunta así que me quedé por unos momentos parada sin poder decir nada.

- Ese día...-Empecé.- Tampoco sabía qué hacer, tan solo lo miré fijamente y... Todo el caos que llevo ahora durante estos días sucedió en mi cabeza entonces. La verdad es que si Jose no nos hubiese interrumpido no sé si hubiera sido capaz de decir algo o... No lo sé.
- Lia... Debes intentar ser más comprensiva.- Me pidió.
- Y ¿Por qué no me ayudas a serlo?
- Y ¿Cómo pretendes que lo haga?- Me respondió con el mismo tono que había usado yo.
- Contándome los motivos de Ángel, si tu lo entiendes porque te lo ha explicado, ayúdame a hacerlo a mi también.
- No.-Contestó inmediatamente.- Yo no puedo contarte algo que él no quiere que haga, si quieres saberlo ve a hablarlo con él. Yo solo te diré algo que espero que te sirva para aclararte.- Se calló durante un par de segundos.- Un día por teléfono me preguntaste qué creía que pasaba con Ángel y tú, ¿Recuerdas?-Asentí con la cabeza.- Por esos tiempos ya lo empezaba a sospechar, pero ahora estoy  segura, pero... Antes de decirte lo que yo creo, necesito volver a preguntártelo, ¿Qué es lo que sientes por él?-Me miró parpadeando rápidamente.- Sé que has dicho que no lo tienes claro pero sabes que en realidad tienes muy claro cómo te sientes cuando estás con él, lo que te pasa es que tienes miedo.- Habló sinceramente.
- Sí.-Le afirmé.- No necesito que llegue a mi vida y la convierta en un caos si luego tiene que desaparecer para dejarme aún peor, no quiero arriesgarme y perderlo todo.- La observé intentando aguantar las lagrimas que se asomaban por mis ojos.
- Sé que desde que eres pequeña has tenido muchas dificultades y que has sufrido mucho, créeme  lo sé, lo he podido vivir a tu lado.- Me hablaba con un tono suave.- Pero también tienes que creerme cuando te digo que el amor consiste en eso: Arriesgarlo todo por alguien aunque nunca llegues a tener la seguridad que durará para siempre o se estropeará todo. La gracia del amor, lo que lo hace tan emocionante y pasional es también por el miedo a perder el otro.

No sabía qué decirle, yo estaba perdida.

- Sabes que solo intento ayudarte, Lia, solo te soy sincera.- Dicho esto me levanté y la abracé extremadamente fuerte.
- Lo sé.-Murmuré.- Gracias.

Ella me devolvió el abrazo y me dio toda la fuerza que necesitaba, ella no tan solo era mi mejor amiga era mi confidente.

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Poco después tuve que marcharme para llegar pronto a casa. Así que me despedí de ella dándole otra vez las gracias y abrazándola aún más fuerte que antes.

Llegué a casa un poco antes de las seis, sabía que para mi madre era importante así que procuré ser puntual.

A las seis en punto sentí cómo un coche paraba delante de casa así que decidí ir a ver por la ventana; era mi madre llegando en el coche de David, así que abrí la puerta para recibirlos.

- Hola- Procuré sonar animada, todo lo contrario como estaba, hecha un saco de nervios.
- ¡Natalia!- Me nombró mi madre sonriente de una forma impresionante.- Qué bien que hayas llegado a casa a tiempo.- Dijo de forma que me lo agradecía.
- Cuanto tiempo, Lia. ¿Todo bien?- Me saludó de forma amistosa.
- Bien.-Dije yo, en cambio, secamente.

Entonces ellos entraron a casa cerrando yo la puerta después de ellos.

- Necesitaba comentarte algo, Lia. ¿Podríamos hablar?- Me preguntó educadamente.
- Claro, por eso estoy aquí.- Sonreí forzadamente.

No me apetecía para nada estar en esa situación, yo tan solo quería subir a mi habitación, poner mi ipod en marcha y que volviera a sonar "So small" haciéndome perder en mis pensamientos.
Mi madre salió del salón diciéndo que iba a preparar unas tazas de café.

- Yo no quiero, gracias mamá.- Dije yo negándome a ingerir cafeína que me hiciera poner más de los nervios.
- De acuerdo.-Terminó diciendo ella desapareciendo por la puerta.

David y yo nos sentamos en el sofá, mientras yo esperaba que empezase a hablar.

- Vamos a ver...-Inció.- Tu madre ya lleva más de un mes yendo conmigo en terapia, así que he podido observarla y ver sus avances. Ella...es decir...-No sabía por dónde empezar.- su grado de depresión es uno bastante leve y...
- ¿Perdón? ¿Has dicho leve? -Pregunté sorprendida.- Por eso su intento de suicidarse, ¿No? Porque tan solo es una "depresión leve"- No entendía a David, ¿cómo podía llegar a pensar que era leve su depresión?
- Lia, tienes que dejar hablarme antes de reaccionar de esta manera, por favor.- Pidió.- Repito, la depresión de tu madre no es muy grave, ha pasado unos episodios de su vida duros, por eso se encuentra de esta forma, lo que ella necesita hacer ahora es volver a abrirse al mundo, en cuanto a...
- Abrirse al mundo...- Murmuré yo.- ¿Eso es lo que estás intentando hacer tú? ¿Quedando con ella por fin de año o jugando con sus sentimientos?
- Yo no estoy intentando hacer nada. Si quedé con ella por fin de año es porque me apetecía, no hay otra razón, pero lo que yo te estaba diciendo es que...
- ¿Te apetecía?- Volvía a empezar a actuar de esa forma tan tajante con la que me comportaba cuando no estaba cómoda con lo que pasaba a mi alrededor, y lo peor es que estaba pagándolo todo con David, que no tenía la culpa de nada.- ¿Solo te apetece con ella o con todos los otros de tus pacientes?
- Lia, creo que te estas empezando a pasar...- Me advirtió él.
- Pues yo creo que tu también, si no quieres nada con mi madre déjala y no juegues con ella. Mi madre ha sido siempre muy enamoradiza y puede que ahora gracias a tu soporte haya empezado a sentir algo por ti, así que ten cuidado con lo que haces con ella porque...
- No juego a nada con ella.- Me respondió con un tono duro.- Conocía a tu madre del insituto y, entonces, estaba enamorado de ella, pero ella no se había dado cuenta de eso y se enamoró de tu padre, casándose después de unos años juntos. Yo lo pasé mal, pero con el tiempo lo superé y creé mi familia, aunque ahora ya no estoy con nadie, por eso no pienso desaprovechar mi oportunidad.- Me miró seriamente.- No pienso volver a dejarla escapar ahora que me he dado cuenta que es el amor de mi vida.- Acabó diciéndome.

Yo me quedé sin palabras. Él lo estaba arriscándolo todo por mi madre, por sus sentimientos, algo que debería haber hecho en el pasado y que se ha dado cuenta ahora. Si yo dejara escapar esta oportunidad con Ángel...¿Volvería a tener otra en algún futuro como David? Sus palabras me llegaron dentro haciéndome reflexionar sobre todo lo que había pasado.

- Lia, ¿Podemos seguir?- Volvió a recuperar la misma actitud del principio.
- Claro.- Dije con el tono más firme que me salió.
- Como te decía el intento de suicidio de Clara, fue un momento de debilidad, créeme cuando te lo digo, he estado hablándolo con tu madre en la terapia y he llegado a la conclusión de esto. Muchas personas pasan malos momentos y hacen locuras que no harían nunca si estuvieran en una situación normal, eso es lo que le pasó a tu madre así que si te digo que ella está mejor y que terminará pronto de terapia lo digo de verdad, es solo una depresión leve.

Asentí, después de esta charla me despedí de él y se lo agracedí de veras, poco después escuché como él y mi madre se despedían y volvía a sentirme confusa por todo lo pasado ese día.





CAPÍTULO 18


Al día siguiente me levanté más temprano de lo normal así que me tomé mi tiempo para darme una ducha relajante antes de salir de casa y encaminarme hacia el instituto. Antes de salir fui a la habitación de mi madre para despedirme de ella.
Asomé la cabeza por la puerta.

- Me voy ya mamá, nos vemos más tarde.- Le dije con una sonrisa.
- Espera, Lia- Me pidió- ¿podrías contarme de qué hablaste con David?
- Bueno, no tengo demasiado tiempo para contártelo...-No pretendía contarle la declaración que me dijo David, eso era una cosa entre él y mi madre.- pero si te sirve dijo que todo está yendo genial y que pronto terminarás tu terapia, es un resumen de todo. Pero mamá tengo que marcharme que al final llegaré tarde.- Me excusé.- Hasta luego.- Acabé despidiéndome.
- ¡Adiós! Ve con cuidado.- Me contestó.

Bajé las escaleras a gran velocidad y me dirigí a mi apreciado coche. Después de haberme levantado más temprano acabaría llegando tarde.

Llegué justo a tiempo. Al entrar por la puerta estaba sonando el timbre así que tampoco pude pasar por la taquilla, aunque tenía la suerte que ya llevaba el libro de literatura necesario para esa hora.

Durante el resto de las clases seguí dándole vueltas al tema que llevaba rondando en mi cabeza lo que parecía una eternidad cuando en realidad tan solo habían pasado días. Y, encima, se le había sumado lo que me había dicho ayer David. 

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Al sonar el timbre que señalaba el final de clases de ese día, recogí mis cosas y salí rápidamente para ir a esperar a Carol, seguramente nos iríamos a comer juntas antes de ir a trabajar. Pero cuando salí por la puerta del instituto mi mirada no podía dejar de fijarse en una única persona que había en la zona de aparcamiento: Ángel.
 Mi respiración, junto a mi corazón, se aceleró automáticamente. ¿Qué hacía él allí? ¿Era yo la causa de su visita? No, aparté esa idea tan egocéntrica de mi cabeza.
 Caminé decididamente hacia mi coche sin pensar en Carol, ya le enviaría un mensaje, en ese momento tan solo quería evitar a ese chico, lo que fue inevitable ya que cerca de donde él se posicionaba estaba mi coche.

- Hola.-Dijo bajito cuando yo estaba abriendo la puerta de mi coche.
- Hola.- Contesté de la misma forma.
- ¿No esperas a Carol para ir a comer?- Me preguntó.
- No, la verdad me duele la cabeza y me voy a casa a descansar.-Mentí, quería esquivarlo.

Él asintió.

- Si te encuentras mal no hace falta que vayas a trabajar.- Me aconsejó.
- Claro, aunque seguramente vendré igualmente.- Acabé diciendo cortante.

Estaba a punto de subirme al coche cuando tuve una duda.

- ¿Cómo es que estás aquí, tú?- Pregunté, mi curiosidad fue más grande que mi precaución.
- Estaba esperando a Carol para hablar de una cosa con ella.- Respondió sin mirarme.
- Oh.- Solo fui capaz de hacer salir de mi boca eso.- Bueno... Yo...-Tragué saliva sintiéndome incómoda.- Será mejor que me vaya.
- Natalia.- Me llamó por mi nombre entero haciéndome sentir como gelatina. Le miré con los latidos de mi corazón retumbando en mis propios oídos. Se acercó a donde yo estaba dejando entre nosotros una distancia prudencial.- Yo... No puedo dejarte más tiempo, lo siento, es solo que... No aguanto estar en esta situación.- Se sinceró.- Por favor, yo...
- Lo siento, yo sí necesito más tiempo.- Notaba cómo muchas de las miradas de las personas que estaban rondando por allí en el instituto se fijaban en nosotros. Normal, el atractivo de Ángel era tan cautivador que llamaba la atención de todos quién pasaran por allí.

Él dejó salir un gran suspiro y se giró yéndose de allí.

Yo cerré los ojos sin poder aguantar las ganas de chillar y llorar a la vez. ¿Qué era lo que pasaba conmigo? Había desaprovechado una oportunidad que tenía para aclararlo todo. Mi boca actuando antes que pudiera reaccionar y rectificar lo hecho.

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Fui a casa para comer, pero no encontré mi madre. Se me fue raro, pero no le di importancia, me la imaginé comiendo con David. La verdad, es que las palabras de David, aunque él no lo supiera, me habían acabado de hacer ver lo que en realidad había querido y sabido, en el fondo, desde un primer momento.

En casa me preparé pizza, aunque no me la comería toda, nunca conseguía comérmela entera. 
Poco después de haber quedado llena, miré un rato la televisión aunque era como si no la mirase, estaba ensimismada con mis pensamientos, otra vez. En realidad, de darle tantas vueltas al mismo tema, si había cogido un poco de dolor de cabeza, como le había dicho a Ángel.

A las tres y media ya estaba lista para ir al trabajo así que cogí otra vez mi peugeot y me fui para allí. 

Cuando crucé la puerta de la tienda me encontré con la mirada fija en mí de Jose.

- Hola.- Dije ofreciéndole una sonrisa.
- Parece que llegas un poco tarde, nena.- Rodé los ojos.
- Ya sabes lo difícil que es encontrar aparcamiento aquí.- Le contesté.
- ¡Cómo no saberlo, siempre te estas quejando de ello!- Me sonrió, también, dejándome ver la blancura de sus dientes.
- ¿Está Carol?- Pregunté cambiando de tema.
- Sí, pero si quieres saber dónde está tendrás que darme un beso.- Me guiñó un ojo siguiendo la broma que había empezado el mismo.
- ¡En tus sueños!- Exclamé.
- ¡Oh! Claro, en mis sueños claro que lo haces, ¿Quieres saber qué más haces allí?- Subió y bajó las cejas varias veces haciéndose el interesante.
- Eh...  No, no quiero saberlo.- Contesté divertida.-  Voy a la trastienda, donde seguramente también se encuentra Carol.- Le guiñé, esta vez yo, el ojo.
- Chica lista.- Acabó diciéndome.

Crucé la puerta para ir a la trastienda.

- Jose está de acuerdo ahora necesito que tú...-Escuché la voz de Ángel hablar en cuanto entré a la estancia.

Allí se encontraban Carol y Ángel hablando, que pararon de conversar cuando me vieron.

- Hola, Lia.- Dijo disimuladamente Carol.

Yo  apreté la mandíbula e intenté actuar de forma normal aunque ya me imaginaba de qué tema estaban hablando.

- Hola.- Dije cortante.

Rápidamente me puse el delantal para salir de allí.

- Voy a fuera a ver si Jose necesita ayuda con algo.- Dije excusándome mientras salía.

Cuando estuve fuera de allí pude volver a respirar con calma, ¿Se pensaban que era idiota y no me había fijado en que cuando entré se callaron de repente? ¿Creían que no sabía que hablaban de algo relacionado conmigo? Volví a echar otro suspiro.

- ¡Eh! Dos suspiros seguidos...- Comentó Jose.- O estás intentando llamar mi atención o estás realmente mal.- Habló con un tono no tan de broma.
- Supongo que  es la segunda opción.- Murmuré.
- ¿Se puede saber el motivo?- Preguntó curioso.

Yo le eché una mirada dejando lo evidente que era mi motivo de estar de esa forma.

- Lia, sé que no nos conocemos demasiado pero...- Frunció el ceño preocupado.- ¿No crees que debéis hablarlo?
- ¡Sí! Lo sé- Me quejé yo.- Pero cada vez que lo intentamos lo estropeo todo, no soy capaz de terminar de hablar con él sin decir una cosa que no pienso, yo...- Estaba ofuscada.
- Natalia...-En cuanto oí  mi nombre completo desde su boca le miré de forma de advertencia.- Vale, Lia. ¿Estás segura de lo que quieres?- Me miró fijamente.
- Yo...- Inspiré fuertemente.- Uno nunca está seguro de nada cuando tiene que tomar una decisión, pero ayer tuve una conversa con alguien que... Me hizo ver que una vez dejó escapar alguien quien quería y ahora tiene la oportunidad de recuperarla. Yo solo... Espero no fastidiarla por si no vuelvo a tener ninguna oportunidad. Pero al mismo tiempo tengo el miedo de tomar esta oportunidad y cagarla ahora.
- Como ya has dicho uno siempre duda antes de decidir algo, pero piénsatelo bien si no estás segura, pero si empiezas a verlo claro... No le des más vueltas, ve para adelante.- Me animó.

Asentí varias veces seguidas con la cabeza y me acerqué a él abrazándolo. Jose se había convertido en un gran apoyo. Desde que nos tiramos harina encima nuestra relación se había estrechado, me sentía bien al estar con él.
Cuando estábamos empezando a separarnos de ese abrazo confortador la puerta de la trastienda se abrió y vimos a Ángel allí parado. Él apretó la mandíbula y pasó por nuestro lado saliendo de la tienda dando un portazo al marcharse. 

- Lo siento, Lia.- Se disculpó Jose.
- No tienes que hacerlo. No has hecho nada mal.- Dije yo.
- ¿Y Ángel?- Preguntó Carol saliendo también de la trastienda.
- Se ha ido.- Le contestó Jose.
- ¿Qué?- Dijo confusa.- Pero teníamos que...-Miró a Jose.- Eh... Da igual.-Me miró dejándome, entonces, confundida a mí.










CONTINUARÁ....Con el capítulo final ;)
Espero de verdad que hayáis disfrutado cada instante de esta maratón ya que el próximo día que suba os traeré el capítulo final.
Deseo con todas mis ganas que os haya gustado esta novela, aunque os traigo buenas notícias... ¡Pronto subiré otra! ^^ Se llamará "Me hacen gracia los guiris" Sé que es un poco extraño el título, pero espero que si la subo la leáis :3
Gracias por el apoyo y nos vemos... en el último capítulo de "Between sugar en love"