CAPÍTULO 13
Doce mensajes enviados. Ninguna respuesta. Me inquietaba... Necesitaba hablar con Ángel, aunque tan solo fuera para saber si estaba bien. Lo intenté por última vez:
<< Ángel, vuelvo a ser yo. Llámame, por favor. O al menos contéstame y dime si estás bien. Me tienes preocupada.>>
Ya era de noche, había estado todo el día en casa sin hacer nada, mirando el teléfono cada tres segundos para ver si recibía una respuesta. Ya estaba en la cama y ya había apagado la luz cuando sentí que mi móvil vibraba. De un salto me quedé sentada dentro la cama y abrí otra vez la luz. Cogí rápidamente el móvil y vi que Ángel me había respondido, el corazón se me aceleró instantáneamente.
<< Estoy bien.>>
No era la respuesta que me habría gustado pero por lo menos sabía que sí estaba bien y que pensó lo suficiente conmigo para responderme.
El primer día del año sin hacer nada especial, malgastándolo enviándole mensajes a Ángel para recibir tan solo esa respuesta. Me reconfortaba saber que se encontraba bien, pero a la vez me desanimaba ver que tan solo me quiso enviar esa respuesta tan corta y seca.
Sin poder hacer nada más me puse a dormir. Mañana sería otro día.
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Las diez de la mañana. Sólo quedaban dos días para volver a trabajar. Quería que esos dos días pasasen lo más rápido posible, para así poder reencontrarme con Ángel y hablar con él en persona. Mientras, no me iba a quedar encerrada en casa, así que llamé a Carol.
- ¡Hey!-Me dijo tan solo al haber respondido la llamada.
- Hola Carol.- Dije yo con una sonrisa, aunque ella no me pudiese ver.- Tengo un problema.
- ¡¿Cuál?!- Contestó un poco sobresaltada, lo que hizo que se me escapase una pequeña risa.
- Tranquila, no es nada grave. Es solo que... Me aburro.-Dije como una niña pequeña.
- ¿Y me llamas por eso, Lia?- Respondió con un tono, un poco de reproche. Quise decirle algo, pero no dejó.- Es broma. También estaba pensando en llamarte. Tenemos que hablar. ¿Qué te parece que vayamos al centro a dar una vuelta?
- Genial, necesito despejarme.-Dejé salir un suspiro de alivio, Carol era mi salvación.- ¿Dentro de una hora allí?
- Vale, ¡Hasta luego!- Dicho esto no me dio tiempo de despedirme de ella, me colgó. Era raro en ella, siempre esperaba a que me despidiera también, pero bueno, con estos tiempos y envuelta de tanta familia, lo entendía.
Salí de mi habitación y fui a la cocina a ver a mi madre.
- Buenos días.-Dije, esta vez, un poco más animada que cuando hablé con Carol.
- Hola, Lia.- Me respondió mientras estaba terminando de prepararse el café.- Ayer no saliste de la habitación prácticamente. ¿Estabas cansada por la fiesta?
Me rumié lo que debía decirle.
- Mmm... Algo así.-Dije dejándola con una respuesta un poco evasiva.- Y a ti, ¿Cómo te fue con David?
Inmediatamente mi madre se giró y me dio la espalda mientras caminaba para ir al comedor.
- Bien.-Elevé las cejas esperando que siguiera hablando y, cuando se sentó al sofá y me vio, lo hizo.- Al final cenamos en casa.- Abrí los ojos un poco sorprendida.- Pero después de las uvas se marchó a su casa. Los dos estábamos cansados.-Continuó rápidamente.
- Mamá, no me tienes que dar explicaciones, es tú vida y ya eres mayor como para no tener que excusarte.- Le dije un poco divertida.- Por cierto, hoy me voy con Carol al centro, supongo que para cenar ya estaré en casa.
- Vale, no te preocupes, pásatelo bien.- Me dedicó una sonrisa y luego me dejó allí de pie mientras se ponía a leer orgullo y prejuicio de la edición que le regalé.
- ¡Hey!-Me dijo tan solo al haber respondido la llamada.
- Hola Carol.- Dije yo con una sonrisa, aunque ella no me pudiese ver.- Tengo un problema.
- ¡¿Cuál?!- Contestó un poco sobresaltada, lo que hizo que se me escapase una pequeña risa.
- Tranquila, no es nada grave. Es solo que... Me aburro.-Dije como una niña pequeña.
- ¿Y me llamas por eso, Lia?- Respondió con un tono, un poco de reproche. Quise decirle algo, pero no dejó.- Es broma. También estaba pensando en llamarte. Tenemos que hablar. ¿Qué te parece que vayamos al centro a dar una vuelta?
- Genial, necesito despejarme.-Dejé salir un suspiro de alivio, Carol era mi salvación.- ¿Dentro de una hora allí?
- Vale, ¡Hasta luego!- Dicho esto no me dio tiempo de despedirme de ella, me colgó. Era raro en ella, siempre esperaba a que me despidiera también, pero bueno, con estos tiempos y envuelta de tanta familia, lo entendía.
Salí de mi habitación y fui a la cocina a ver a mi madre.
- Buenos días.-Dije, esta vez, un poco más animada que cuando hablé con Carol.
- Hola, Lia.- Me respondió mientras estaba terminando de prepararse el café.- Ayer no saliste de la habitación prácticamente. ¿Estabas cansada por la fiesta?
Me rumié lo que debía decirle.
- Mmm... Algo así.-Dije dejándola con una respuesta un poco evasiva.- Y a ti, ¿Cómo te fue con David?
Inmediatamente mi madre se giró y me dio la espalda mientras caminaba para ir al comedor.
- Bien.-Elevé las cejas esperando que siguiera hablando y, cuando se sentó al sofá y me vio, lo hizo.- Al final cenamos en casa.- Abrí los ojos un poco sorprendida.- Pero después de las uvas se marchó a su casa. Los dos estábamos cansados.-Continuó rápidamente.
- Mamá, no me tienes que dar explicaciones, es tú vida y ya eres mayor como para no tener que excusarte.- Le dije un poco divertida.- Por cierto, hoy me voy con Carol al centro, supongo que para cenar ya estaré en casa.
- Vale, no te preocupes, pásatelo bien.- Me dedicó una sonrisa y luego me dejó allí de pie mientras se ponía a leer orgullo y prejuicio de la edición que le regalé.
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- ¿Estás segura que he hecho bien escogiendo esta? ¿No me quedaría mejor la otra?- Me estaba preguntando Carol por enésima vez.
Llevábamos todo el día juntas yendo de un lugar a otro para comprar cosas que necesitaba. También habíamos comido juntas, ahora eran las seis y media y ya era oscuro como si fuese de noche. Las calles de Barcelona aún estaban todas iluminadas con las luces de Navidad.
Nosotras habíamos acabado de salir de una perfumería en la cuál Carol se había comprado un perfume, pero antes de escogerlo me había hecho oler, como mínimo quince otras. Al final mi olfato ya no distinguía ningún olor, así que tan solo esperé a que se decidiera por si sola.
- Sí Carol...-Dije ya un poco agotada por toda la marcha que habíamos llevado durante el día.-Mientras te guste a ti, ya va bien.-Le sonreí.
-Sí, me gusta pero la otra...
-No.-La corte.-Si te gusta, te gusta. Sin peros. Te has decidido por algo por este perfume en concreto ¿no? Así que no más dudas.
Entonces ella me asintió firmemente estando segura, por fin, de la decisión tomada.
- Tienes razón.-Acabó confirmándome.
Juntas nos fuimos a un bar y allí pedimos chocolate caliente para ella y café con leche para mí. Mientras hablábamos nos trajeron las bebidas.
- Lia...-Después de una conversación trivial, Carol se me estaba poniendo seria.- Lo de la otra noche...-Me miró arrugando un poco la frente en señal de precaución.-No sé si debería habértelo dicho. Prefiero que no hables con nadie más sobre lo que te hablé, ¿Vale?-Me miraba de forma suplicante.
- Entendido.-Dije mientras también le hacía un pequeño asentimiento con la cabeza.- Pero tengo que hacerte una última pregunta sobre ello, por favor...
Ella dejó escapar un fuerte y sonoro suspiro y aceptó.
- Pero esta pregunta y no más.-Añadió para asegurarse.
- Sí, solo esta.-me pensé durante unos segundos cómo formular bien mi pregunta.- ¿Verdaderamente crees que Jose y... Rebeca tenían algo?-reflexioné lo dicho.- Es decir... ¿Piensas que Jose tiene la culpa de su accidente?- Terminé de preguntarle preocupada.
- Lia yo... No sé si...-Dijo dudosa.
- Por favor...-Le supliqué con la mirada.-Me lo has prometido.
- No.-Dejó salir de golpe.- No le echo la culpa a Jose. El accidente no fue su culpa, pero nunca nos contó el porqué de su encuentro y...-Carol volvía a tener la mirada perdida como el otro día.- No lo sé.-Espetó frustrada.- No sé lo que pasó entre ellos dos y... esto me pone nerviosa, me inquieta. Él nunca nos lo quiso decir y eso...
- Os hace pensar mal.-Terminé de decir por ella.
- Exacto.- Me afirmó.- Pero yo aún así mantengo mi confianza en él. Ángel en cambio...-Hizo una pequeña mueca.- Él cuando se enteró que Rebeca tuvo el accidente mientras se dirigía a donde había quedado con Jose le echó toda la culpa a él. Cuando lo vio empezaron a chillarse mientras discutían y Ángel perdió el control y le dio un puñetazo.-Dijo con un hilo de voz.- Pero también entiendo su posición, yo no sé cómo hubiera reaccionado si mi novio hubiera muerto en un accidente mientras se iba a encontrarse con mi propio hermano...
- hmm...-Murmuré sin poder decir nada.
- Y ahora ya está. Tema zanjado.- Me advirtió con la mirada.- No más preguntas.
- No más preguntas.-Repetí.
Cuando nos terminamos el café y el chocolate nos despedimos y cada una se fue a su casa.
Al llegar a mi hogar aún estaba dándole vueltas al tema. ¿Por qué Jose y Rebeca quedaron? Me negaba a creer que Rebeca le había sido infiel a Ángel. No. No podía ser. Además, Jose, en el fondo, muy en el fondo, también tenía su corazoncito, ya me lo demostró el día de la fiesta.
Tantas dudas me carcomían por dentro, estaba toda yo hecha un lío, mi cabeza parecía un caos.
CONTINUARÁ ;)
Sé que es cortito y lo siento, pero tengo mis motivos jeje, 1. Estos días he estado enfermita..T.T y 2. También he tenido un poco de falta de inspiración... PERO! Espero subiros otro capítulo dentro de nada (Mañana a ver qué tal lo llevo para hacerlo) y prometo (o almenos intentarlo) subiroslos más a menudo...:S
Un abrazo muuuuy grande!! :*
Sé que es cortito y lo siento, pero tengo mis motivos jeje, 1. Estos días he estado enfermita..T.T y 2. También he tenido un poco de falta de inspiración... PERO! Espero subiros otro capítulo dentro de nada (Mañana a ver qué tal lo llevo para hacerlo) y prometo (o almenos intentarlo) subiroslos más a menudo...:S
Un abrazo muuuuy grande!! :*
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